Entre los recuerdos más entrañables de la infancia suelen ocupar un lugar privilegiado los momentos de juego. Ese juguete favorito, o los ratos pasados con amigos y unas simples cartas, son imágenes que despiertan la nostalgia y quedan grabadas en la memoria. Pero esta actividad no solo consiste en pasar un rato gratificante, sino que también resulta «fundamental». Así lo juzga el presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía (AAP), Juan Antonio Planas, quien explica que «está demostrada científicamente su importancia para el desarrollo cognitivo y emocional desde prácticamente el nacimiento». En ese sentido, Planas especifica que el juego ayuda a potenciar las habilidades sociales y la tolerancia a la frustración.

No obstante, en la elección del juguete adecuado se han de tener en cuenta algunos factores, como la edad, para que así los niños puedan sacar todo el provecho, explican desde Imaginarium.

Un buen juguete para los primeros años de vida es aquel que se centra en el desarrollo de la psicomotricidad, tanto gruesa como fina, explica Fátima Roldán, propietaria de la tienda Eureka kids de la capital aragonesa. Un punto de vista que comparten también los expertos de Imaginarium, que detallan que en este tramo de edad resulta interesante elegir aquellos juguetes que desarrollen esta faceta, como por ejemplo las mantas de juegos, centradas en la psicomotricidad gruesa. Isabel Cebrían, de la juguetería Abracadabra en Zaragoza, recomienda los juguetes que estimulan la inteligencia del bebé mediante luces o sonidos.

Los juegos en los que se simula una actividad, como por ejemplo las cocinitas y las casitas, aparecen por primera vez en este tramo de edad, en el que el género todavía no marca una diferencia a la hora de jugar. Además, la psicomotricidad, en concreto la fina, sigue siendo un aspecto en el que se centran algunos juguetes pensados para estos años. En ese sentido, aparecen los primeros triciclos. La lógica ve en los puzles, así como en los moldes con formas geométricas para encajar piezas, unos buenos aliados para su desarrollo. Igualmente, la creatividad se verá potenciada con juguetes como pizarras mágicas. Y, aunque con la participación de adultos para ayudarles, también pueden comenzar a disfrutar de algunos juegos de mesa especialmente diseñados y otros que se centran en potenciar su ingenio.

«A partir de los 5 años, podemos elegir juguetes para dar rienda suelta a la imaginación de los niños y niñas», señalan desde Imaginarim sobre los juguetes que mejor se adecúan a este momento. En ese sentido, ponen como ejemplos un salón de belleza que les permite convertirse en profesionales del maquillaje y la cosmética o, siguiendo la senda iniciada en el anterior tramo, otros para comenzar a iniciarse en el arte culinario. La televisión, además, comienza a hacer palpable su efecto con la demanda de juegos de marcas como Disney. Otros clásicos de la carta a los Reyes Magos como Playmobil, Pinypon y Lego van cogiendo fuerza gracias al interés que despierta en los niños de esta edad la construcción de realidades fantásticas. Al respecto, Planas recuerda que «es preferible un camioncito que haga volar sus ideas que un tren eléctrico que haga siempre el mismo recorrido, ya que pronto se cansará de él».

Mientras los juguetes que les permiten construir estructuras van cogiendo vuelo desde la anterior franja de edad, hacen su aparición los juegos de mesa, ya pensados para que los puedan utilizar ellos sin la ayuda directa de los padres, necesaria en tramos anteriores. Los puzles y demás elementos que desarrollan la lógica también se mantiene. Por ejemplo, un mapa del mundo magnético que les permite, además, conocer los países, como proponen desde Eureka Kids.

Los juegos de toda la vida, como los de cartas -que, además, implican operaciones matemáticas- o los que ofrecía el clásico Juegos Reunidos (el parchís, la oca, las damas... ) se convierten en un gran aliado para los ratos de diversión en estas edades. Unas propuestas que, además, «cuando los descubren, se divierten más», como señala el presidente de los psicopedagogos de Aragón. También es momento de introducir el primer ajedrez, que permitirá el desarrollo de estrategias. En estos años también son pertinentes aquellos juguetes que potencian la experimentación y el descubrimiento. Así, entran en escena los primeros juegos de ciencia. En ese sentido, desde Imaginarium proponen como ejemplo un juguete que emula la tecnología magnética del tren bala de Japón.

Los juegos donde la tecnología tiene un papel dominante surgen con fuerza a partir de los diez años. Así, drones, coches teledirigidos o juegos de construcción con motor comienzan a ganar mucho terreno a otro tipo de propuestas. Algunos de ellos, como el último ejemplo nombrado, requieren una mayor habilidad tanto en el montaje como en la programación, como explica la directora de la tienda Abracadabra. Este tipo de juguetes competirá con los juegos de mesa, que entre sus ventajas está el fomento de la socialización que conlleva su disfrute. Otros elementos que cada vez se acercan más a los niños en este momento son los dispositivos tecnológicos como tablets o consolas. Al respecto, Planas juzga que, así como no se puede ir «contracorriente» al negar por completo estos artefactos, el niño debe a aprender a usarlos de manera racional y complementarlos con otras actividades, de tal forma que no se aísle. Y destaca: «Lo mejor que les podemos regalar es el tiempo».