Reby es una marca desconocida en Zaragoza pero que ya opera en otras grandes ciudades. En España, por ejemplo, ya lo hace en Barcelona. Ahora llega en un momento idóneo para su apuesta.

-Reby todavía no había apostado por Zaragoza, ahora sí. ¿Qué ha cambiado?

-Lo de Zaragoza es algo espectacular y todas las ciudades acabarán imitándole, porque es insostenible que haya 20 empresas trabajando en una misma ciudad. Es malo para todos. En España, Málaga y Madrid no son el modelo a seguir, pero Zaragoza sí. Es lo más parecido al de San Francisco o Santa Mónica, que están teniendo éxito. Las compañías que hacen un uso depredador de las calles acabarán muriendo, porque este negocio no está pensado para forrarse sino para construir a largo plazo. Pensar en educar. Es importante Zaragoza en ello.

-¿Qué ha cambiado para Reby?

-Nunca quisimos entrar en un contexto con muchas empresas operando, con patinetes tirados en medio de la calle y en el que se perjudica claramente al usuario. No es la imagen que queremos dar. El patinete no puede ser visto como algo hostil por los vecinos que queremos que los usen. Ahora la situación es distinta. Por ejemplo, no era obligatorio poner candado y lo hacemos porque queremos educar a aparcar bien. Nadie lo ha hecho y es fundamental para no generar ese odio.

-¿Será efímero lo que está ocurriendo con los patinetes?

-Los patinetes son solo un medio más, no son el fin. Fabricamos vehículos eléctricos de uso compartido, en breve lanzaremos otro vehículo... Son de última milla y deben ser seguros, ayudar a los ciudadanos y evitar al máximo los accidentes.

-¿Le preocupa la competencia con la bicicleta, o que se os vea como una amenaza al Bizi?

-No somos competencia, creo que la nuestra es el coche. No venimos a sustituir a la bici.