Albert Einstein dijo que la oscuridad es la ausencia de luz visible, la luz que no se ve. Para los que viven en la ciudad, la despoblación es una realidad a veces invisible, como ese pequeño rayo de luz que se cuela por la rendija de una persiana al amanecer. A veces deslumbra. Ayer en el Salón de columnas de Caja Rural de Aragón, lo que fue en tiempos el Centro Mercantil, el director general de la entidad bancaria, Luis Ignacio Lucas, parafraseó lo que el propio Einstein dijo en ese mismo lugar en 1923, donde almorzó y dio una charla informal. Por cierto, un salón decorado con escenas del mundo rural, secuencias cotidianas pintadas por el modernista y riojano Ángel Díaz Domínguez, algunas de ellas desarrolladas en Daroca o en Ordesa. Arte y ciencia unidas por un fenómeno demográfico: la despoblación.

No habló Einstein de demografía por aquella época en la que visitó Zaragoza, pero ayer sus teorías sirvieron para ponerle literatura al asunto. El propio Abel Caballero, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, invitado estrella de la conferencia organizada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, acudió a Einstein y a su idea de los agujeros negros. «Las ciudades son catalizadores de tensión gravitatoria», dijo.

Dentro de ese fenómeno se encuentran cientos de pueblos de Aragón que luchan por sobrevivir cada día; municipios por los que las administraciones e instituciones aragonesas trabajan con ahínco. Un nutrido grupo de representantes políticos se dio cita en el evento destinado a dar luz (volviendo a Einstein, sí) al problema que enfrenta Aragón en cuestiones demográficas, como fueron el presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada; el vicepresidente de la misma institución, Ramiro Domínguez; la consejera de Presidencia del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez; el director general de Administración Local, José Ramón Ibáñez; el presidente de la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP), Luis Zubieta; Mar Vaquero, portavoz adjunta del PP en las Cortes de Aragón; o la diputada electa al Congreso Susana Sumelzo. También regidores locales y comarcales acudieron a la cita, porque son los que mejor conocen el territorio y los que buscan hacer un frente común a este problema.

TERUEL EXISTE EN SHANGHAI

El territorio aragonés interesa más allá de nuestras fronteras. Allí, entre el centenar de personas que acudió a la jornada de revitalización del mundo rural, destacaba la presencia de dos chinos. Dos jóvenes orientales interesados por la despoblación en Aragón. Cuando menos, curioso. Inés y Lucio (nombres españolizados), de 21 y 23 años respectivamente, y estudiantes de español en Zaragoza, aguantaron estoicamente el debate sobre el reto demográfico. Y grabaron las casi tres horas que duró la conferencia. Se preguntarán a estas alturas por qué dos chinos se interesan más que muchos aragoneses por la despoblación que sufre la comunidad. Inés está desarrollando en Aragón su tesis para la Universidad de Shanghai bajo el título La despoblación del medio rural en Teruel.

No conoce todavía una de las provincias más despobladas de España porque solo lleva aquí dos meses, pero le interesa. Sabe que existe. Y lo sabe porque en China también hay despoblación y porque su comarca, Anji, también la sufre. «En el pueblo de mi abuela solo viven ancianos pero están muy orgullosos de que sus hijos tengan un trabajo en la ciudad. Pensaba que aquí también era así, pero no, los ancianos quieren que sus hijos vuelvan al pueblo, quieren mano de obra. Es un problema muy complicado», explicó Inés, que matizó que «en China los jóvenes están volviendo después de terminar sus estudios en la ciudad. El Gobierno les da ayudas».