Uno de los ejes carreteros más importantes para el desarrollo de Aragón, especialmente, de la provincia de Huesca, está únicamente en los papeles. Primeros bocetos de una gran infraestructura llamada a situar a la capital oscense en el centro de un gran eje: San Sebastián-Tarragona. Cerca del 78% del proyecto de la autovía Pamplona-Huesca-Lérida está todavía en fases previas (incluso pendiente de la orden de estudio), y apenas un 4,5% se encuentra en obras. Ni un tramo construido.

Se trata de una actuación largamente demandada, que no sólo proporcionará un notable impulso a las relaciones comerciales de los oscenses, sino que pondrá fin a uno de los principales problemas del mapa viario aragonés: la fuerte saturación de tráfico de la carretera nacional que une estas tres provincias, la N-240, sobre todo, entre Huesca y Lérida.

Su escaso grado de ejecución ha llevado a la sociedad altoaragonesa a reivindicar incesantemente una inyección económica para este proyecto. Pero las constantes promesas políticas no han llegado a buen término. En los últimos meses de la legislatura pasada, con el popular Francisco Alvarez Casos al frente de Fomento, se sacó de los cajones un buen número de tramos. Sin embargo, es el actual ministerio, cuyo número dos es el socialista oscense Víctor Morlán, el que debe convertir mapas y papeles en una obra real.

AL DETALLE Y es que sólo 8 de los 40 tramos (39 más el ramal del aeródromo de Monflorite) en que se ha dividido la autovía están en las fases más adelantadas de tramitación: dos se encuentran pendientes de información pública; otros dos, en licitación; dos más tienen la asistencia técnica licitada y también dos están en obras. Es decir, apenas el 22,29% del eje lleva un buen ritmo, lo que supone el 18,4% de la inversión.

El resto --77,71% del trazado y 81,6% del dinero presupuestado-- aparece aún en fases previas en los documentos oficiales de trabajo del Ministerio de Fomento. Los enlaces más adelantados --seis-- tienen el proyecto en redacción. Para quince tramos más se ha dado la orden de estudio, y once están en espera de dicha orden, lo que significa que no se han empezado a mover.

Es una infraestructura de gran envergadura: 280,96 kilómetros de longitud total, entre el enlace de la autovía A-15 y la carretera N-121 en Noaín (en las cercanías de la capital navarra) y Lérida. Y de un elevado coste: 1.289,07 millones de euros, sin contar con que uno de los tramos (de la variante de Almacelles este a La Cervera oeste, en Lérida) no tiene aún el precio estimado. Y dejando de lado el hecho de que una gran infraestructura siempre termina costando bastante más de lo que se pensó al diseñarla.

LOS PLANOS Tradicionalmente, este gran eje se ha separado en dos: la autovía Huesca-Lérida, que tiene una longitud de casi 120 kilómetros, y la autovía Huesca-Pamplona, que recorre los cerca de 170 restantes. La primera, a su vez, se ha dividido en doce tramos (once más el ramal del aeródromo), y la segunda, en 28.

Sólo hay obras en territorio navarro. Se encuentra en ejecución el tramo que partirá de la autovía A-15, cerca de Pamplona, y enlazará con la nacional 121, en Noaín: apenas 3,3 kilómetros que supondrán 10,17 millones de euros si no hay sobrecostes. El otro trayecto en construcción sale de Noaín y llega a Monreal, el punto de Navarra que permite dirigir la autovía hacia tierras oscenses. Son 9,6 kilómetros presupuestados en 27,5 millones de euros.

Hay proyectos especialmente llamativos, como el que unirá la localidad navarra de Yesa con el límite de la provincia de Zaragoza. Estos 4,2 kilómetros exigen un gasto más que notable: 83,67 millones de euros. La explicación incluye el hecho de que la orografía es difícil y de que la actual carretera N-240 debe desviarse por el polémico recrecimiento del embalse de Yesa.

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