Presidente del Partido Aragonés desde el 2015, nació en Jaulín (Zaragoza), en el año 1955. En distintas legislaturas, su partido ha entrado en el equipo de gobierno del Ejecutivo aragonés, donde ha desempeñado carteras clave, como la de Industria e Innovación o la de Industria, Comercio y Turismo.

-De obtener buen resultado electoral, ¿con quién pactaría, con la derecha o con la izquierda?

-El PAR es partidario de hacer políticas de amplia base social que den respuesta a lo que quieren los aragoneses. Por eso hizo un pacto con el PSOE, incluido IU, en 1999, y estuvo gobernando y realizando los grandes proyectos de Aragón: la nieve, la red de hospederías, el aeródromo de Teruel… Luego los aragoneses votaron al PP y gobernamos también para centrar las políticas del Partido Popular. Mi proyecto político está diseñado para Aragón, y una vez veamos lo que quieren los aragoneses, habrá que poner las cosas que yo considero elementales, pues nuestro único interés es trabajar en un Gobierno moderado que no haga exclusiones ni políticas sectarias. No puedo estar en gobiernos donde se pongan en cuestión la autonomía, las reservas hídricas, el trabajo hecho estos años para reconocer a la mujer como parte de la sociedad y condenar y combatir la violencia de género. Y, en el otro lado, no puedo estar con unos partidos que quieran hacer todo público y que condenen esa colaboración público-privada que ha dado tan buenos resultados en la comunidad, como la nieve, Dinópolis, las plataformas logísticas. Creo que en Aragón hay un núcleo en el centroderecha y centro izquierda, y hoy el PAR es un proyecto de centro, por lo que pretendo que se alcance una mayoría que dé gobernabilidad y estabilidad.

-¿Con qué resultado se consideraría satisfecho?

-Yo tengo una percepción positiva. En las anteriores elecciones las encuestas me daban como expectativa la mitad de lo que al final saqué. Cuando al final salgan a votar las 463 listas que tenemos en el territorio, estoy convencido de que voy a mejorar el resultado del 2015. Además vamos a convencer a muchos. Como Partido Aragonés hemos hecho cosas positivas incluso en esta legislatura, estando en la oposición. Hemos contribuido a crear mayorías para llegar a acuerdos con todos los grupos, sobre violencia de género, la ley de discapacidad. Hemos apoyado las cosas de sentido común que beneficiaban al conjunto de los aragoneses estando en la oposición, pues en la oposición también hay que ser generosos y ayudar a resolver los problemas.

-¿Cómo debe ser el Gobierno que surja del 26-M?

-Tiene que ser un Gobierno fuerte que negocie con Madrid los muchos temas pendientes, como la financiación autonómica, las transferencias del Estado, la deuda histórica que se ha condonado a otras comunidades, el acuerdo bilateral con el Estado y el artículo 108 del Estatuto, las infraestructuras... Y en función de la posición fuerte o débil del futuro ejecutivo el resultado puede beneficiar o perjudicar a la comunidad. En cualquier caso, yo siempre contribuiré a defender los intereses de Aragón en Madrid, sea quien sea quien Gobierne en Aragón y en la capital de España.

-Con el PP han ido juntos en ocasiones, pero nunca en las autonómicas.

-Así es. En las generales del 2015, que se repitieron en el 2016, eso nos dio dos senadoras y en una decisión muy personal, tras analizar la cuestión en los órganos del partido, al final decidí, sin necesidad de someterlo a votación, no repetir la fórmula en las pasadas generales, pues en un ambiente de confrontación de bloques era complejo alzar la voz como Partido Aragonés y a la vez obtener resultados. En cualquier caso, cuando logramos en julio del 2016 las dos senadoras conseguimos 137,6 millones de euros para proyectos del Canfranc (15 millones), liberación de peajes de la AP-2, obras de restitución de los embalses, energía reservada, corredor Cantábrico-Mediterráneo, A-23, A-22, el congosto de Ventamillo, limpieza del Ebro…

-¿Cómo logrará el PAR desmarcarse de sus competidores para atraer votantes?

-Nosotros tenemos un hecho diferencial y es que pensamos, trabajamos y decidimos buscando siempre lo que más interesa a los aragoneses. El PP estaba anunciando hace unos días gobiernos con Vox y ahora dice que está Centrado en Aragón, un antiguo eslogan del PAR. Creo que lo fundamental es que nosotros no cumplimos órdenes de nadie, ni del PP que predica el trasvase en Murcia, ni de Ciudadanos, que quiere suprimir municipios, las comarcas y las diputaciones, que prestan servicios fundamentales. El centro no es así. Nuestras políticas no son las políticas liberales. Estamos más en el centro y con los aragoneses. Además tenemos peso en las zonas rurales, lo que nos sirve para no hacer un Aragón de dos velocidades, mientras que otros solo se acuerdan de esa parte de la comunidad cuando vienen las elecciones.

-¿Cómo interpreta la resistencia de Cataluña a entregar los bienes de la Franja?

-Es una falta de respeto a la historia y a los aragoneses. El PAR pidió comparecer en el Parlamento catalán y fuimos recibidos por Carme Forcadell. Esa obcecación del nacionalismo catalán no es solo con las obras de Sijena, es también con la tergiversación de la geografía y la historia, como se ve en algunos libros de texto que se estudian en Cataluña. Hablan de un concepto, como la Corona Catalano-Aragonesa, que es una falsedad histórica. Ahora, las relaciones económicas, afectivas, de vecindad, son impresionantes con Cataluña. La obcecación del nacionalismo excluyente y supremacista es que estos temas no se desbloqueen, y así actúan bloqueando los procesos judiciales de unos bienes que al final volverán a Aragón porque salieron como consecuencia de un expolio.

-¿Qué grandes infraestructuras no pueden esperar más?

-La próxima legislatura será determinante para Aragón. Primero tenemos que ver el proyecto que el Gobierno de España presenta a Europa para el corredor Cantábrico-Mediterráneo. Es una infraestructura fundamental para poner Aragón en otra dimensión logística. Segundo: hay que reabrir el Canfranc. Había en los plurianuales 70 millones para los próximos años y este hay 15, y hay que reabrirlo y conectar con Francia. Tercero: hay que insistir en el futuro, en la travesía central del Pirineo, que comunicará el sur de la Península con Europa. Cuarto: la conexión eléctrica con Europa, por el punto más adecuado, pactando con los territorios, pues así la capacidad de exportación de las energías renovables de Aragón se dispara. Quinto: la N-232, la salida al mar por el Bajo Aragón. Sexto: terminar todas las obras del Pacto del Agua para responder al auge del sector agroalimentario de Aragón. Eso servirá para luchar contra la despoblación. Séptimo: el desdoblamiento de la N-II hasta Fraga, y si no se hace, liberar totalmente el peaje de la AP-2 para no discriminar a los usuarios.

-¿Es partidario del embalse de Biscarrués?

-Hay un proceso judicial sobre la mesa y yo respeto las decisiones judiciales. Cuando concluya el procedimiento, ya se tomará la decisión que corresponda. Sea como fuere, debe haber garantías medioambientales y consenso con la población en las obras hidráulicas. Es una nueva forma de entender las cuestiones, mediante la mediación, como ocurrió en el caso del embalse de San Salvador, que es el modelo que se debe seguir.

-El fantasma del trasvase del Ebro no se acaba de ir.

-Esto es como la película Por un puñado de dólares, solo que debería titularse Por un puñado de votos. Se trata de un proyecto irrealizable, porque hoy un trasvase es inviable económica y medioambientalmente. Además, es una irresponsabilidad anunciarlo en algunas comunidades cuando nuestro Estatuto establece medidas jurídicas y de protección que lo hacen imposible sin contar con la opinión de nuestra comunidad.

-¿Cuál es la posición del PAR sobre la térmica de Andorra?

-Creo que los gobiernos español y aragonés tendrían que haber ido a Roma, porque una decisión unilateral de ese calado choca con la generosidad de Aragón con la compañía propietaria para producir gigavatios y megavatios para el desarrollo en el resto de España. Me parece una temeridad olvidarse de la térmica de Andorra cuando estamos viendo los problemas que se generan cuando el viento o la hidráulica no funcionan o hay demanda excesiva o parones en la nuclear. Y además se importa de Marruecos energía eléctrica obtenida con carbón más contaminante que el aragonés porque el país magrebí no suscribió los protocolos de emisiones. Por otro lado, en España se mantienen centrales en el litoral y se cierran en el interior despoblado. Por ello hay que apurar el tema. Si al final se acaba cerrando, el plan que se haga con la comarca debe estar dotado presupuestariamente y con un compromiso político serio y con fondos de España y Europa, con el fin de conseguir una transición justa, no solo par salir del paso, pues no se puede sustituir de un plumazo una economía que echó a rodar a principios de los 80.

-¿Qué receta utilizaría el PAR contra la despoblación?

-El PAR, cuando ha gobernado, ha apostado por la diversificación. Ahí está la red de hospederías, la red de gasoductos para la instalación de empresas, Dinópolis repartida en varias sedes… Y hay ejemplos de inversiones que van en esa línea, como la apertura de Enplater en Sariñena, en una comarca agroganadera muy potente, o la empresa que fabrica componentes de automoción en Fuentes Claras, que es eminentemente agrícola. Hay que ser generosos y ofertar iniciativas que no sean para el monocultivo en las comarcas. Y en la misma línea van los proyectos del esquí, como en Gúdar-Javalambre, en Cerler o en la comarca del Alto Gállego.

-¿Puede indicar alguna medida concreta?

-Hay que establecer medidas compensatorias de tipo fiscal para funcionarios, para autónomos, por estar en el territorio. También habría que establece medidas para fomentar la natalidad y para ayudar a la conciliación entre la vida laboral y la familiar. La directriz de Ordenación del Territorio contempla 300 medidas pero hay que poner fondos. Nosotros propugnamos un fondo de 50 millones al año para lo relacionado con la despoblación y que se coordine con lo que hagan diputaciones y comarcas.

-¿Qué fiscalidad propugnan?

-Desde el 2006 sostenemos que el impuesto de sucesiones y donaciones es excesivo y que habría que llegar a la eliminación total. También que el impuesto de actos jurídicos documentados hay que reducirlo y establecer bonificaciones para determinadas personas en los tipos de transmisión de bienes. No podemos hacer una política abusiva ni moderada, pues hay que pagar los servicios. Hay que intentar consensuarla. Y el Estado, por su parte, tiene que intervenir en el impuesto del patrimonio.