- En los estudios hay datos preocupantes, ¿se esperaban unos resultados así?

- Nos hemos sorprendido. Hay algunos ítems realmente preocupantes, sobre todo en referencia a las diferencias entre hombres y mujeres en algunos temas de percepción. Los datos de prevalencia de la violencia, ese 15,5% de violencia sexual, son preocupantes. Pero vemos la sensación de mucha gente, sobre todo de profesionales que nos dedicamos a estos temas, de que es así y de que hay un repunte importante.

- ¿Cuál ha sido la cifra que más les ha sorprendido?

- Nos han sorprendido las enormes diferencias que hay en algunos ítems entre lo que piensan los hombres y lo que piensan las mujeres. También, los datos de prevalencia, ese 15,5% de mujeres que ha sufrido en algún momento algún tipo de violencia sexual; si haces la traslación a la población son 103.000, un dato muy duro. Y es interesante lo relativo a la cosificación de la mujer y a cómo se están banalizando las relaciones, cómo dentro de la gente joven hay unos ciertos repuntes de actitudes machistas, patriarcales, en relación con los celos o cómo vivir la sexualidad. Es sorprendente porque cabe pensar que esto es cosa de mayores. Que chicos y chicas de 14 y 15 años estén reproduciendo algunas pautas sociales resulta preocupante.

- ¿Cómo interpreta estos datos en relación con el auge que vive el feminismo?

- Está habiendo cada vez más conciencia y, pese a que los porcentajes de mujeres que siguen sin denunciar son altos, cada vez se está haciendo más. También se está entendiendo que determinados comportamientos ya no son normales. Por otra parte, queda mucho camino por recorrer porque una cosa son los discursos sociales y otra es el cambio de las estructuras patriarcales, de cómo nos construimos hombres y mujeres. Y ahí, todavía queda muchísimo por recorrer.