El primer argumento que desde diferentes sectores económicos y sociales se aporta para reclamar la parada del AVE a Francia es la necesidad de "no convertirse en una ciudad de segunda categoría" desde la que ver el tren pasar de largo y tener que desplazarse a otras ciudades para hacer trasbordo. Los convoyes apenas perderían 12 minutos entrando en Delicias y, por su posición estratégica, entre Barcelona y Madrid, mueve a un mercado potencial de casi dos millones de habitantes. Y 700.000 en Zaragoza, que es mucho más que en otras localidades españolas (Gerona y Figueras) y francesas en las que sí para.