El funcionamiento de las agrupaciones de Tráfico de la Guardia Civil «es un sistema perverso», en palabras de un representante de la cúpula de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) a nivel estatal, que fomenta la competencia «entre compañeros y entre agrupaciones» con el objetivo de impulsar el curso de denuncias.

Así, explican fuentes de la sección de Tráfico de la asociación, los agentes han de rellenar un parte de actividades que se conoce como RAI, en el que figuran todas las actuaciones que realizan durante el periodo que comprenda el informe. Estas vienen valoradas con distintas puntuaciones, y hasta ahora, por ejemplo, un auxilio en carretera valía 0,2 puntos, mientras una denuncia valía 2.

El baremo de puntuación acaba de cambiar este mes, pero aun así, las diferencias se mantienen. Un auxilio informativo (orientar a un conductor, por ejemplo) vale 0,1 puntos; una ayuda de otro tipo (mover un coche accidentado a la cuneta) vale 2, pero una denuncia de una infracción grave (como conducir hablando por el móvil, o sin cinturón) supone al final 3 puntos, y una muy grave, con peligro para la seguridad ajena, hasta 8 de una tacada. Incluso aumenta en un punto más si el denunciado paga la multa en el acto.

Así, se orienta la atención de los agentes hacia una actividad u otra, por mucho que tengan obligación de auxiliar a quien vean o de denunciar la infracción que observen. Es legítimo plantear cuestiones morales a la actuación de los agentes, pero hay que tener en cuenta todos los factores.

Porque con este RAI, explican fuentes del cuerpo en Aragón, el guardia civil se enfrenta primero a una valoración pública de su actuación, del tipo «si alguien ha conseguido 80 puntos, ¿cómo es posible que otro solo lleve 30?». Y esto no se queda en un reproche moral, ya que, «aunque en la normativa no figura explícitamente que el que más multe más cobre, siempre acaba siendo así», aseguran.

Al dato objetivo de los puntos se une «una valoración subjetiva» del jefe de unidad, que eleva o reduce hasta un 25% la valoración del RAI. Y en función de esta clasificación se coloca a los agentes o agrupaciones en una parrilla en la que los que están por encima de la media de puntos cobran un plus, que se detrae de los que menos actuaciones acumulan.

A esto se unen, según la estructura estatal de AUGC, «una serie de prebendas» que pueden ir «desde unan palmadita en la espalda a cogerse días libres en las fechas que prefieran» para los más activos. Y en caso de reiteración, el menos productivo «puede llegar a perder la especialidad de Tráfico» y ser trasladado, con otra funciones, lejos de su destino habitual.

La AUGC considera que este sistema «fomenta de forma intolerable» la competencia entre compañeros. Y señala además que se penaliza a los agentes de Tráfico que son «los que verdaderamente están en la calle y expuestos al peligro», recordando el ejemplo del guardia civil que falleció arrollado en Barbastro. Las unidades de oficina tienen otros complementos, muchas veces mayores.