El Yesa actual se acabó de construir en 1959. Pronto se consideró que los 447 hectómetros cúbicos de agua que le caben (son útiles 411) eran insuficientes. Y se aprobó una ambiciosa ampliación que no acababa de ponerse en marcha. Cuando lo hizo, fue al ralentí . Y es que en los últimos meses, la polémica sobre el tamaño que debe tener la nueva presa ha provocado un constante ir y venir . De propuestas, de ideas, de quejas y de debates.

El recrecimiento de la presa de Yesa hasta la cota (altura) de 521 metros (ahora es de 490) permite embalsar 1.500 hectómetros cúbicos. Aunque se hablaba de él mucho antes, a este proyecto se le dio carácter oficial en el Pacto del Agua de 1992, primero, y en los planes hidrológicos, después.

Ya en 1992, CHA --que no estaba en las Cortes-- se opuso a la obra. E IU, que tenía representación en la Cámara y que apoyó el Pacto del Agua, advirtió que tampoco le agradaba esa obra en concreto.

El resto, PSOE, PP y PAR, la apoyó con fuerza. Y con ellos, los regantes. Durante años, la obra ha estado ahí, sin suscitar apenas polémica, salvo las reiteradas denuncias de algunos ayuntamientos (Artieda y Mianos) y con la aquiescencia del principal perjudicado, el municipio de Sigüés.

Ahora, las cosas han cambiado mucho. CHA ha crecido sustancialmente y su no a la obra se ha unido al de asociaciones como Río Aragón o Coagret, por lo que las voces en contra se oyen mucho más.

La actuación se llevó a los tribunales, desde Artieda y Mianos y también desde Jaca. El revuelo político y social y una nueva concepción de la política hidráulica motivaron el cambio de posición del PSOE, el primero de los grandes partidos que empezó a hablar de la cota media.

De hecho, en su día se hizo un estudio doble, que planteaba el recrecimiento máximo y otro menor (cota 506). Así que los socialistas retomaron esa idea y empezaron a estudiarla con informes técnicos, planteando una cota media (510,5).

El PAR, en un empeño personal del consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné, de recuperar el consenso hidráulico, también está ahora dispuesto a ceder y rebajar la cota. El PP, para el que mantener intacto el Pacto del Agua es clave, no quiere ser el que impida el consenso. Y está dispuesto a hablar. Incluso CHA acatará un acuerdo de la mayoría si no enfrenta a las partes.

Los municipios del Pirineo --Sigüés incluido-- votaron a favor de la cota media, un acuerdo sin precedentes en la montaña. Y Jaca ha decidido retirar su recurso judicial, un gesto de buena voluntad.

El debate es muy delicado. Las obras de recrecimiento máximo empezaron en el 2001, tras años de atasco. No se ha avanzado mucho, pero ahí están. Hubo diez años para ejecutar la obra (plazo del Pacto del Agua) que resultaron baldíos. El temor a que una reducción de la cota paralice los trabajos otros diez años está en la conciencia de todos. Bueno, de casi todos.