A pesar de los compromisos que los partidos han publicitado para poner freno a los escándalos, España sigue ocupando un lugar mediocre en el ránking mundial de la percepción de la corrupción. El estudio de Transparencia Internacional, que analiza los casos de 175 países, sitúa a España en el puesto número 37 de la lista, solo tres plazas por encima de los que obtuvo en la anterior edición, cuando cayó diez puestos, y sin que esto signifique un avance, según el análisis de la oenegé, que considera que son solo "pequeñas variaciones debidas a los efectos del redondeo". Lo poco que ha escalado España se debe fundamentalmente a dos factores externos: que ha dejado de evaluarse a Brunei y la caída de Israel en la clasificación.

Según el informe, España se sitúa claramente por detrás de países de su entorno europeo, y consigue solo el puesto 19 en el continente. Así, Dinamarca es el mejor situado de todo el mundo, seguido por Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia y Noruega. En la cola de la clasificación se encuentran Corea del Norte y Somalia. En la comparativa con el resto de países de la Unión Europea (UE), casi todos salen mejor parados. Alemania figura en el puesto 12; el Reino Unido, en el 14; Francia, en el 26, y Portugal, en el 31. Incluso países como Bután, Botsuana, Chipre o Puerto Rico obtienen mejores resultados que España. Respecto a los vecinos europeos, solo Grecia e Italia están peor situados.

El presidente de Transparencia Internacional en España, Jesús Lizcano, destacó ayer durante la presentación del informe que la corrupción en el país no es estructural, pero sí posee "un nivel más que alarmante en política", con la connivencia de "ciertas empresas". "España no tiene corrupción sistémica como ocurre en un gran número de países, sino múltiples escándalos de corrupción política en los niveles superiores de los partidos y en los gobiernos locales y autonómicos", sostuvo.

Para los autores del estudio, lo más preocupante es el alejamiento respecto de Europa. "Deberíamos estar acercándonos a los 19 países que tenemos por encima y no pensar que estamos bien comparándonos con los países del tercer mundo", subrayó el catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos Manuel Villoria. El problema sigue siendo que "somos un país sin corrupción administrativa, pero con alta corrupción política", quizá por falta de incentivos y controles administrativos, según el experto.

IMPUNIDAD Transparencia Internacional no quiere hacer solo una lectura catastrofista del estudio y pone el énfasis en el camino de la mejora. En este sentido, el responsable de la Fundación Ortega-Marañón, Antonio Garrigues Walker, recordó los avances que aportará la ley de la transparencia y la bajada de la percepción de impunidad. "En España empieza a haber la percepción de que los delitos se pagan", explicó Garrigues. El abogado quiso subrayar el papel fundamental que están jugando las instancias judiciales y los medios de comunicación para destapar los escándalos.

Por último, la oenegé abogó por "constitucionalizar" el derecho a la transparencia y, entre otras medidas, propuso la despolitización de las instituciones públicas, con la "profesionalización" de la Administración.