España toca retirada. En su primera comparecencia tras la victoria del domingo, José Luis Rodríguez Zapatero ratificó ayer que el vuelco electoral acarreará un giro copernicano en la política exterior española, hasta ahora basada en el sumiso alineamiento con Estados Unidos y el denostado apoyo a la guerra de Irak.

El líder socialista y futuro presidente del Gobierno confirmó que, salvo en el improbable caso de que la ONU tome las riendas de la posguerra, cumplirá su compromiso de retirar las tropas españolas desplegadas en Irak antes del 30 de junio. De la mano de Zapatero, España causará baja en el trío de las Azores, que hace más de un año, con el concurso de José María Aznar, acordó la invasión de Irak sin la autorización de Naciones Unidas. Los 1.300 soldados que se están jugando la vida en Diwaniya, al sur del convulso Irak, no serán sustituidos. Tal es el compromiso que Zapatero adquirió como candidato y que ayer, como futuro presidente, ratificó punto por punto. Hasta la fecha, la cruenta posguerra iraquí se ha cobrado la vida de diez militares españoles y ha convertido a España en objetivo prioritario del terrorismo islámico, como se demostró el jueves en Madrid con la masacre del 11-M, reivindicada por Al Qaeda.

Relevo a mediados de abril

La retirada de Irak será una de las primeras decisiones que Zapatero deberá tomar cuando ocupe su nuevo despacho en la Moncloa, probablemente a finales de abril. A Zapatero le bastará con no prorrogar la actual misión de las tropas españolas integradas en la Brigada Plus Ultra, que, según el acuerdo del Consejo de Ministros, concluye el próximo 30 de junio.

A mediados de abril, como presidente en funciones, Aznar deberá decidir si releva al actual contingente, una vez transcurrido el plazo máximo de cuatro meses de estancia en Irak establecido por Defensa.

Ayer, el nítido mensaje de Zapatero no tardó en llegar a oídos de todas las cancillerías del mundo, que de ese modo tomaron conciencia del nuevo panorama internacional que se dibuja con el inminente relevo al frente del Gobierno español.

Integrada en el Consejo de Seguridad de la ONU hasta diciembre del 2005, España abandona el frente belicista de EEUU y el Reino Unido para sumarse a los países que, como Francia o Alemania, rechazan el furor militarista de Washington. En vísperas de las complejas elecciones del próximo noviembre, el presidente estadounidense, George Bush, pierde así a uno de sus más fieles aliados en el tablero internacional.

Compromiso antiterrorista

Pese a este revés, ampliamente destacado por la prensa estadounidense, el propio Bush, como otros líderes mundiales, telefoneó ayer a Zapatero para felicitarle por su victoria. Poco trascendió de su conversación, puesto que el PSOE no detalló si hablaron de la guerra de Irak y el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, sólo apuntó que ambos dirigentes expresaron su deseo de colaborar contra el terrorismo.

Otro de los mandatarios que le felicitaron fue el presidente chileno, el socialista Ricardo Lagos, quien se mostró convencido de que el cambio de Gobierno en España fomentará el "multilateralismo".

Los socios en Irak

Menos diplomáticos fueron los gobiernos polaco y rumano, implicados como el español en la posguerra iraquí. El portavoz del ministerio polaco de Exteriores, Boguslaw Majewsk, opinó que España debe continuar en Irak "hasta que la seguridad esté restablecida". Su colega rumano, Mircea Goana, remachó esta tesis: "No podemos dejar a los iraquís sin una presencia militar que garantice un mínimo de seguridad".

Vínculo iberoamericano

Y es que las prioridades internacionales de Zapatero, como viene manifestando desde hace tiempo, son muy distintas a las de Aznar. El líder socialista quiere un país igualmente comprometido en la lucha contra el terrorismo internacional, pero desde la legalidad. Igualmente dispuesto a la colaboración con EEUU, pero sin subordinación. Tan o más vinculado que hasta ahora con Ibero- américa, pero en una relación "de igual a igual".

Pero, sobre todo, Zapatero aspira a presidir un país "más europeísta que nunca" y mantener unas "magníficas relaciones" con Francia y Alemania, según comentó ayer. "España va a volver a entenderse con Europa", proclamó el líder socialista para enfatizar su rechazo al enfrentamiento que Aznar ha mantenido con el eje franco-alemán.

El próximo 1 de mayo, con motivo de la firma en Dublín de la ampliación de la Unión Europea (UE), tendrá oportunidad de participar en su primera cumbre europea ya como jefe del Ejecutivo, sin perjuicio de que antes establezca contacto con algunos de sus socios comunitarios.

En la agenda comunitaria, uno de sus primeros quebraderos de cabeza será la nueva Constitución europea, en la que Francia y Alemania, a causa de su enfrentamiento con Aznar, han recortado el poder de decisión de España. Hasta el momento, Zapatero ha respaldado la estrategia negociadora de su antecesor, basada en la defensa del sistema de votación pactado en el Tratado de Niza. En breve, el líder socialista tendrá que decidir si mantiene la amenaza de Aznar de bloquear la nueva Constitución o si busca una solución de consenso.