La España vacía, con Teruel Existe y Soria ¡Ya! a la cabeza, se manifestó ayer por el centro de Madrid para exigir a los poderes públicos, en vísperas de tres grandes citas electorales, que inviertan en los municipios de las provincias más desfavorecidas para frenar la despoblación que las desangra hace décadas.

Los concentrados, más de 100.000 según los organizadores y 50.000 para la Policía Local, recorrieron a mediodía y bajo la lluvia la distancia que separa las plazas de Colón y Neptuno. Allí, los periodistas aragoneses Paloma Zuriaga y Manuel Campo Vidal pidieron desde una plataforma «un gran pacto, con amplia mayoría parlamentaria» que saque adelante las leyes y las inversiones que precisan.

Mientras pronunciaban estas palabras los asistentes coreaban los lemas de la manifestación, en particular ¡La revuelta de la España vaciada ya está en marcha y no será acallada!, en medio de un clamor de pitos y esquilas dominado por el redoble de los bombos de Teruel. El momento más emotivo fue cuando un grupo de tambores subió al escenario y simuló los latidos de un corazón. «¡El corazón de la España vaciada sigue latiendo fuerte en el pecho de sus gentes!», exclamó uno de los organizadores, pasadas las dos de la tarde, poco antes de que se diera por terminada la marcha.

La protesta estaba convocada por más de un centenar de organizaciones cuyos nombres podían leerse en un telón colocado sobre la plataforma de los oradores. Junto a ella se había desplegado una enorme pancarta con el texto: No al pantano de Biscarrués. Porque la movilización de ayer en la capital de España sirvió para canalizar multitud de reivindicaciones de las provincias del interior de España, desde León a Murcia y desde Cáceres a Huesca, con especial insistencia en la construcción y renovación de infraestructuras ferroviarias y por carretera, así como en la dotación y creación de centros sanitarios.

Por un lado, la comarca de Daroca lanzaba un acongojado SOS frente a la pérdida de habitantes. Pero, por otro, los de Jaén solicitaban una autovía entre Bailén y Albacete, la A-32. Y los sorianos pedían otra vía de alta capacidad, la A-11, para ir a Portugal desde Tarazona. Otros, del sureste de la península, abogaban por la reapertura de la línea férrea del Almanzora, que unía Lorca con Baza. Alcañiz, por su parte, defendía su existencia y clamaba por una A-68 hasta el Mediterráneo. El Canfranero y la mejora del trazado ferroviario entre Zaragoza y Sagunto por Teruel tampoco faltaron a la cita.

«Este es el momento oportuno para manifestarse por la España vacía, es el momento en que hay actos electorales y los partidos exponen sus programas», subrayó Pepe Polo, de la Federación de Asociaciones de Teruel y de Teruel Existe. «Se trata de visibilizar que hay una España que está dolida, vacía y jodida y que resiste a duras penas, por eso pedimos un pacto de Estado con presupuesto para corregir el vaciamiento y acometer las infraestructuras prometidas y nunca realizadas».

La manifestación partió de la plaza de Colón sobre las 12.00 horas, al mismo tiempo que empezaba a llover, una lluvia de intensidad variable que no dejó de caer en ningún momento. Los tambores del Bajo Aragón abrían la marcha y a continuación venían las pancartas oficiales de la movilización, portadas por 94 representantes de otras tantas plataformas convocantes, desde la Unión de Campesinos de Burgos a la Asociación Española de Municipios de Montaña. El eslogan La revuelta de la España vaciada encabezaba la marcha, seguida por los asistentes de Soria ¡Ya!, muy numerosos, que mostraban carteles con el lema Soria, 8,6 habitantes por kilómetro cuadrado. A continuación iban miles de personas llegadas de todos los puntos de la provincia de Teruel, junto con miembros de Huesca Suena y la asociación A Curba, de Bailo.

A partir de ahí se mezclaban todas las provincias españolas sin salida al mar, con especial presencia de las de Castilla-La Mancha. Todas estas submanifestaciones diversas confluyeron sobre las 13.10 en la plaza de Neptuno, que rodearon por completo mientras algunos entonaban el Canto a la libertad de Labordeta, de quien Campo Vidal dijo que había representado dignamente a la España vacía desde su escaño en el cercano Congreso de los Diputados.

MINUTO DE SILENCIO

Antes de arrancar, Javier Valtueña e Inma Sáez, dos de los organizadores, pidieron que se guardara un minuto de silencio, «en recuerdo del silencio de muchos pueblos». A ello le siguió una demostración de la Rompida de la Semana Santa en el Bajo Aragón, pues los tambores de Teruel fueron uno de los principales protagonistas de la jornada.

«Llevamos 20 años organizándonos y eso tiene que notarse», subrayó Pepe Polo, que hizo hincapié en que el dinero del Estado «debe ir a los territorios y no a las autonomías». «Si va a las comunidades autónomas», opinó, «se incrementará su presupuesto pero nunca sabremos si los beneficios llegan realmente a los municipios y comarcas».

Entre los asistentes había numerosos madrileños oriundos de la España vacía que se acercaron a solidarizarse. Uno de ellos era Manuel Rodríguez, un zamorano que llegó a la capital de España hace 44 años. «Me gusta que se apoye a los pueblos, si no se hace desaparecen y aquí sobramos gente, mientras que allí hacen falta inversiones y juventud», manifestó.

Jesús Estachoz, presidente de la Coordinadora de Biscarrués, se mostró satisfecho por la participación en la manifestación. «Ha sido una acción positiva y ahora lo que hace falta es que los políticos empiecen a tomar medidas efectivas, porque al final todo son buenas ideas y buenas palabras, pero no se ven las soluciones por ningún lado por las presiones de los partidos y los intereses económicos».

Ángel García, un palentino jubilado que vive en Gargallo (Teruel), no era tan optimista. «Esto es el derecho a la pataleta, lo único que nos queda», afirmó. «Ha faltado voluntad para cambiar la situación, pero ya desde Franco, que desmanteló el interior en beneficio de las grandes urbes, que eran las que más lloraban».

Vanessa García, portavoz de Soria ¡Ya!, indicó que la manifestación era una forma de «pedir hechos y no más promesas». «No queremos que los políticos nos aprovechen para sus fines electorales», recalcó.

Javier García, de Teruel, aseguró que la concentración alcanzaría su objetivo si los políticos «se dan cuenta de que hay que hacer algo tal y como está la situación». Desde su punto de vista, las múltiples plataformas que apoyan la movilización «muestran que esta iniciativa representa a un amplio espectro de la sociedad».

«He venido por libre porque hay que echar una mano», señaló Rubén Ausered, un zaragozano que tiene amigos en Teruel Existe y creía llegado el momento de salir en defensa de su tierra. «No puede ser que, como dicen algunas proyecciones, de aquí a no muchos años, Zaragoza tenga 900.000 habitantes en perjuicio del resto de la comunidad», dijo. David Gómez Isarría, de un grupo de tambores de Teruel, se mostró convencido de que la manifestación «servirá para algo». «Hemos venido 100.000 personas, esto ha tenido un éxito indudable, y tiene que notarse que nos hacen más caso», comentó.

Sobre las 14.30 horas, la manifestación se disolvió y la mayoría de participantes fue en busca de los autobuses para regresar a su lugar de origen.