El ciudadano español detenido el jueves en relación con el múltiple atentado de Madrid, un asturiano cuyo primer apellido es Suárez, facilitó a los autores de la masacre los explosivos que reventaron los cuatro trenes. Uno de los terroristas árabes le conoció cuando ambos estaban presos y, una vez libres, le compró la goma-2 eco a primeros de marzo, según fuentes policiales.

Esas fuentes han explicado que el ciudadano español no tiene otra relación con ese grupo que la venta del explosivo, ya que no es islámico ni fundamentalista. Por ello, consideran clave su testimonio para terminar de componer el rompecabezas del grupo terrorista.

Según esta versión, Suárez comentó a uno de los árabes compañeros de prisión que tenía acceso a explosivos, ya que trabajaba en una mina en Asturias. Tiempo después fue contactado por su excompañero de celda, con el que se reunió a primeros de marzo y al que vendió la goma-2. Es muy probable que desconociera para qué iban a utilizar el explosivo.

Las autoridades de Marruecos subrayaron ayer que ese explosivo se exporta a diferentes países europeos, pero negaron que entre los clientes figuren empresas marroquís o de Oriente Próximo.

LAS IDENTIDADES El Ministerio de Comunicación marroquí facilitó ayer la identidad de tres de los cuatro árabes detenidos el jueves en Madrid. Se trata de Abderrahim Zbakh --nacido en Tánger en 1971, se licenció en Químicas en 1995, y desde 1999 reside en España--, Mohamed Alhadi Chedadi --nacido en 1966 en Tánger, donde realizó estudios secundarios, y residente en nuestro país desde 1985-- y Farid Aulad Alí --nacido en 1970 en Ichel Manu, y residente en España desde 1997, donde trabajaba como obrero en el sector de la construcción--. El cuarto árabe detenido es Abdeluahid Berrak, de Tánger.

Fuentes policiales consideran que estos terroristas estaban integrados en una célula independiente que no necesitaba una autorización de algún jefe de Al Qaeda para cometer el atentado. Estas fuentes destacaron la meticulosidad con la que trabajaron los terroristas: "Tenían perfectamente controlados los horarios de los trenes y calcularon con precisión las cargas explosivas"-- y confirmaron que su intención era reventar la estación de Atocha. "No lo consiguieron porque el tren que entró en la vía 2 no coincidió con el que estalló en la calle de Téllez".

TARJETAS DOBLADAS Los terroristas tomaron muchas precauciones. Las 57 tarjetas de teléfonos móviles que adquirieron estaban duplicadas, aunque eso no impidió su seguimiento. Y las utilizaron en aparatos que manipularon para intentar, sin éxito, impedir su control.

Las fuentes de la investigación han aclarado que la bomba que no estalló fue descubierta por un agente cuando verificaba en la comisaría el contenido de una bolsa que se creía que pertenecía a uno de los muertos o heridos de la masacre. Desmintieron que, como se ha publicado, el despertador del móvil que supuestamente debía activar el explosivo sonara en aquel momento aunque con 12 horas de retraso. Los terroristas olvidaron, tras introducirla, activar la tarjeta, lo que impidió que la bomba explotara.

Las mismas fuentes afirmaron que este atentado no ha precisado de una importante financiación. "Se ha hecho con poco dinero", dijeron.

OTRAS DETENCIONES El ministro del Interior, Angel Acebes, anunció ayer en Bruselas que van a continuar las detenciones, aunque no quiso dar más detalles. Se limitó a explicar que la investigación marcha por buen camino y se felicitó por los arrestos que ya se han producido.