Siete y cuarto de la tarde. Centro de Salud Primaria Actur Norte. La doctora Pilar Aznar no da abasto. De su puerta pende un cartel en el que puede leerse 10 minutos por consulta. ¡Qué menos! Menos papeles y más tiempo para el paciente . 46 consultas en apenas cuatro horas. Y otra decena de usuarios espera su turno con impaciencia. Y con retraso.

"Estoy bastante saturada de trabajo. Cuando una quiere atender a los pacientes como se debe, las demoras son inevitables", comenta Aznar.

Las personas que se agolpan frente a su despacho encuentran consuelo en el buen trato que les brinda la doctora. Pero algunas como Conchita Lombarte llevan ya media hora esperando. "El Gobierno aragonés debe actuar. Sólo hay dos opciones: o dar menos pacientes a cada médico para que estén más tranquilos o crear más plazas de trabajo. Al menos yo tengo suerte, porque la doctora Aznar dedica el tiempo requerido para cada persona. Pero siempre vienes mentalizada de que tendrás que sufrir retrasos", afirma Lombarte, que ha acudido al centro con su hija.

A escasos metros se encuentra Delia Gil, una zaragozana que también está sufriendo los perjuicios de las demoras. Se siente "afortunada" por el buen hacer de su doctora, pero lleva bastante mal las largas esperas. "Siempre nos impacientamos cuando no nos atienden a tiempo, pero al menos el servicio con esta médico es bueno. No hay otra solución que aumentar la plantilla o disminuir la carga de trabajo", apunta.

Larga espera

A lo lejos, una pareja permanece sentada frente a otra consulta. "Llevamos más de 25 minutos y no hay manera de que nos atiendan", critica la novia.

Entre declaración y declaración, Aznar sale de la consulta para llamar al próximo paciente. Su cara refleja una evidente saturación.

"Ella sí se dedica de verdad a sus pacientes, pero otros médicos te atienden realmente rápido. Los servicios de la sanidad son deficientes y requieren de más inversiones y más personal. Algunas veces vienes corriendo porque crees que no llegarás a tiempo y luego te encuentras con que te toca esperar durante un buen rato", subraya Julia Mur.

A su lado, su amiga Begoña Martínez aguarda la llamada de Aznar. "Es curioso, pero nunca se puede lograr todo. La doctora emplea el tiempo necesario, pero eso tiene su contrapunto en las acumulaciones de gente. Eso sí, prefiero que al menos mi doctora se preocupe por mí", indica Martínez.

Martínez entra al fin en la consulta. Es la número 47. El tiempo pasa. Pilar Aznar cumple con su principio de dedicar el tiempo necesario a sus pacientes. Doce minutos exactos. Ocho menos veinte de la tarde. En la sala de espera aún aguardan varios pacientes. Caras serias. Malestar garantizado.