A estas horas, desde París al menos, parece ya demasiado tarde para hablar del proyecto, de la capacidad de organización de los países, del tema... la suerte de la Expo está echada, y en poco tiempo se descubrirán las cartas. Cuarenta y nueve papeletas, las necesarias para conseguir la mayoría de delegados del BIE, separan a Zaragoza de un futuro mejor. Un puñado de votos serán decisivos. Como ocurre con el efecto mariposa, ojalá hoy una polilla aletee en Tailandia o Uzbekistán, por poner dos ejemplos y sin ánimo de profetizar, para que se desencadene sobre Zaragoza una enorme tormenta de ilusión.