Un estudio de la Universidad del País Vasco ha concluido que los videojuegos que actualmente se encuentran en el mercado fomentan actitudes violentas y sexistas, aunque no tanto como para causar perturbaciones mentales a los jugadores. Los investigadores destacan algunos aspectos positivos, como la sociabilidad y el desarrollo de la inteligencia.

"A pesar de las críticas recibidas, la inteligencia no parece sufrir ningún tipo de deterioro por la utilización de videojuegos. Además, pueden servir para paliar problemas educativos y se puede utilizar como terapia para determinados problemas".

En el lado negativo, el informe destaca que algunos videojuegos tienen "un influjo estresante y favorecedor de la ansiedad, con alteración sanguínea y del ritmo cardiovascular". Además, "fomentan actitudes violentas y sexistas que tienden a repetirse en la conducta de los niños y de los adolescentes". La mujer suele aparecer "en actitud pasiva o secundaria, cuando no está dominada".