En mayo del 2011, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), difundió un informe que concluía que el uso de telefonía móvil "puede estar" relacionado con el incremento en el riesgo de sufrir cáncer cerebral, en concreto el glioma, el más pernicioso de los tumores que afectan al cerebro. La vinculación por parte de la OMS de las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles con el cáncer, sin que exista un estudio poblacional específico que lo corrobore, desató un vivo debate que no modificó las posiciones de defensores y detractores.