ETA escenificó su disolución dejando atrás una huella sanguinaria con 16 fallecidos en la comunidad, aunque las víctimas de origen aragonés asesinadas en otros territorios de la geografía española asciendan a más de 25. De todos estos crímenes, dos de ellos siguen sin estar esclarecidos, según fuentes de la consultoría jurídica de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).

Los dos atentados con víctimas aragonesas cuyos autores siguen sin responder por ello son el que acabó con la vida del que fuera presidente del PP de Aragón, Manuel Giménez Abad, el 6 de mayo del 2001, y el del policía nacional Julián Embid, el 30 de mayo del 2003 en Sangüesa (Navarra). Este agente, natural de Sabiñán (Zaragoza), fue asesinado con una bomba lapa que los terroristas colocaron en el vehículo en el que también iba otro agente, Bonifacio Martín, que también murió.

Mientras que el asesinato de Embid (que estaba casado y con dos hijos de 20 y 21 años) está provisionalmente sobreseído, el caso de Giménez Abad (casado y con dos hijos, uno de ellos menor de edad) está siendo investigado por la Audiencia Nacional. El juez instructor, Santiago Pedraz, acordó el pasado mes de febrero que se interrogue en una cárcel francesa al terrorista Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, alias Ata, y exjefe militar de ETA, para que declare sobre su participación.

En la comisión rogatoria se incluye, además de la declaración del etarra, la práctica de una rueda de reconocimiento en la que participará Borja, el hijo del fallecido, que acompañaba aquella tarde a su padre cuando un asesino le mató de tres disparos.

Casualmente ambos casos tienen en Ata un nexo de unión. La Guardia Civil siempre sospechó que la muerte de Embid fue obra de este terrorista, condenado a cadena perpetua en Francia por asesinar a dos guardias en Capbreton, en el 2007, y a un policía francés en marzo del 2010. ETA se estrenó en Aragón hace 39 años, el 23 de agosto de 1979, cuando colocó una bomba en la Société Générale de Banque d’Espagne. Fue un comienzo suave, sin víctimas, dado el historial del grupo armado, pero en 1987 obtuvo un récord al matar a 13 personas.

Dos de ellas fueron dos militares que viajaban en un autobús que los llevaba a su trabajo en la Academia General Militar de Zaragoza, en el mes de enero. Un coche bomba estalló al paso del vehículo, a la altura de la iglesia de San Juan de los Panetes, con la intención de causar una carnicería, pues otras 40 personas resultaron heridas de distinta consideración en el atentado.

El 11 de diciembre del mismo año se produjo la matanza que la organización iba buscando. ETA atacó en esa ocasión la casa cuartel de la Guardia Civil ubicada en la avenida de Cataluña. Un vehículo cargado con 250 kilos de amonal explotó y provocó la muerte de 11 personas, entre ellas cinco niñas. Quien supuestamente ordenó esta barbarie fue Josu Ternera, fugado de la Justicia y que ha sido el encargado de anunciar la disolución.

La banda volvería a usar el coche bomba en más ocasiones, pero no consiguió sus fines. En octubre de 1991, Urrusolo Sistiaga e Idoia López se vieron forzados a abandonar una furgoneta en la calle Lastanosa. El vehículo, que transportaba 35 kilos de amosal y tornillería, se averió y, al no poder continuar, los etarras huyeron del lugar. En 1999 se interceptaron en la A-2 dos furgonetas con 1.700 kilos de explosivos. En el 2000, mató en Sallent de Gállego con una bomba lapa a los guardias civiles José Ángel de Jesús e Irene Fernández. Al año siguiente fue asesinado Giménez Abad, el último atentado mortal ocurrido en Aragón.