Un rayo destruyó ayer la fábrica de harinas Porta, en el centro de Huesca, al provocar una explosión seguida de un incendio. Diecinueve personas sufrieran heridas de consideración como consecuencia del suceso, nueve de ellas muy graves. Todas eran operarios de la empresa.

Los hechos ocurrieron a las 18.30 horas, poco después de que empezara a llover sobre la capital. La explosión se escuchó en todo el casco urbano y provocó una gran alarma vecinal. Según fuentes próximas a la empresa, el rayo cayó sobre un silo e inició un proceso que originó una deflagración provocada por el polvo que se desprende del cereal. Las llamas surgieron al incendiarse la maquinaria que seguía trabajando en vacío.

Según los testigos, "en los primeros momentos se sucedieron escenas terroríficas, cuando dos personas salieron del edificio envueltas en llamas, mientras otras se arrastraban a portales próximos donde esperaron la llegada de las ambulancias", mientras eran socorridas por los vecinos.

La explosión rompió cristales, tuberías y parte de la estructura del edificio, algunos de cuyos componentes volaron hacia los inmuebles cercanos y provocaron daños en vehículos estacionados en la zona.

Al lugar de los hechos se desplazaron unidades contra incendios de Huesca, Zaragoza, Sabiñánigo, Ayerbe, Almudévar y Barbastro. Los primeros efectivos en llegar vivieron momentos de incertidumbre, al ser informados de una persona desaparecida. Antes de comenzar la extinción, varios bomberos entraron en el edificio en busca de ella, aunque posteriormente se supo que se trataba de un operario que había salido por su propio pie y se había dirigido al hospital San Jorge.

Los heridos fueron trasladados a hospitales por ambulancias y dos helicópteros del 112 y de la Guardia Civil, respectivamente. Los ocho con lesiones más leves fueron atendidos en el San Jorge, donde a última hora sólo quedaba ingresado uno de ellos afectado por inhalación de gases, y los nueve más graves, a la Unidad de Quemados del Miguel Servet, en Zaragoza. Otras dos personas, también graves, ingresaron en el hospital Valle Hebrón, en Barcelona.

El paciente más crítico era el ingeniero Joaquín Araguás, un experto alpinista de 31 años que fue una de las personas que abandonó envuelta en llamas el edificio siniestrado.

El incendio tardó menos de media hora en ser controladas, pero a las diez de la noche todavía ardían algunos focos y estaba previsto que se quedara en el lugar un retén por la noche. Según el jefe de los bomberos oscenses, Jacobo Morlán, "es necesario retirar algunos elementos que amenazan con desmoronarse, ya que las estructuras del edificio han quedado muy seriamente dañadas y ofrecen peligro".

Alarmados por la explosión, numerosos vecinos de Huesca se acercaron a las instalaciones de Harinas Porta, mientras la Policía Local procedían a ordenar el tráfico y a acordonar la zona afectada, donde no funcionaban varios semáforos.

El delegado del Gobierno en Aragón, que esa tarde había acudido a la localidad de Binéfar para firmar un convenio de seguridad, se personó en el lugar y recibió información del alcalde, Fernando Elboj, y de los propietarios de la empresa.

Fernández confirmó que había testigos que vieron caer el rayo antes de que se produjera la deflagración. "No obstante, y a la espera de una versión oficial, la Policía ya ha iniciado una investigación para determinar las causas de la explosión".

También se encontraban en el lugar varios dirigentes sindicales, que postergaron realizar una valoración sobre las consecuencias del suceso hasta hoy y se interesaron por el estado de los trabajadores heridos, algunos de los cuales son inmigrantes.

La fábrica de harinas siniestrada, ubicada en la calle de Martínez de Velasco, forma parte del complejo conocido como Granja Porta, es propiedad de la familia del exconsejero de Industria del Gobierno aragonés José Porta y es toda una institución en Huesca por su larga tradición industrial.

En la actualidad, existe un proyecto para trasladar sus instalaciones fuera de la ciudad, cuyo crecimiento en los últimos años ha dejado la granja en un lugar céntrico del casco urbano actual.

A última hora de ayer, personal del servicio municipal de limpieza procedía a limpiar las calles adyacentes a la fábrica, cubiertas de vidrios rotos y de restos del edificio.