El movimiento vecinal mostró ayer su rechazo al proyecto presentado por el arquitecto Carlos Lamela para reformar el estadio de la Romareda. Mientras la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) defendió una remodelación mucho más moderada sin centro comercial y que no suponga un aumento de los problemas de tráfico en el sector, la Unión de Vecinos Cesaraugusta y los colectivos del distrito Romareda (Arco Iris y Agustina de Aragón) criticaron una vez más que no se saque el campo de fútbol fuera del casco urbano de la ciudad.

Los motivos esgrimidos por unos y otros coinciden: la falta de espacio para aparcamientos, la saturación del tráfico en una zona ya castigada y la proximidad con el hospital Miguel Servet.

"El edificio comercial de catorce plantas que levantarán junto al estadio no nos parece lo más adecuado para garantizar una rápida evacuación en el caso de que se produzca una emergencia", sostuvo Manuel Ortiz, presidente de la Asociación de Vecinos Arco Iris. En su opinión, "con la torre comercial se pasará de tener un problema cada quince días (cada vez que hay partido de fútbol) a tenerlo diariamente porque el barrio tendrá que asumir la llegada de los trabajadores del centro y de los clientes potenciales".

En la misma línea se mostró su homólogo de la asociación Agustina de Aragón, José María Aguilar. "El proyecto de Carlos Lamela es bueno pero para otra ubicación en la ciudad", añadió.

Benito Vicente, de la Unión de Vecinos de Casaraugusta, defendió de nuevo el traslado del estadio a las afueras de la ciudad. "Zaragoza necesita unas instalaciones dignas donde poder celebrar además grandes eventos con garantías de seguridad para casos de emergencia", apuntó.

Alberto Andrés, presidente de la FABZ, apostó por una reforma de menor coste económico y sin centro comercial. "La ciudad tiene otras prioridades", apuntó.