La opacidad y la evidencia de errores siguen presentes en la gestión de la crisis del ébola, pero ayer las autoridades sanitarias respiraron aliviadas al recibir una de las mejores informaciones posibles de descargo: la confesión de la enfermera contagiada, Teresa Romero, que admitió al médico que la atiende que se contagió cuando se tocó la cara con los guantes contagiados. El accidente ocurrió cuando la enfermera salió por segunda vez de la habitación del misionero fallecido, tras recoger sus vómitos, y mientras trataba de quitarse la parte superior del traje de prevención.

La confesión la explicó a las puertas del Hospital Carlos III el especialista en enfermedades tropicales Germán Ramírez, tras hablar con ella.

Las palabras de la enfermera se convirtieron en un auténtico balón de oxígeno para unas autoridades sanitarias que están recibiendo un diluvio de críticas por la mala gestión de la crisis del ébola y la cadena de errores en el tratamiento de la contagiada. En la Comunidad de Madrid y el Gobierno central el mea culpa de Teresa ha significado un alivio inmediato a las tensiones que estaban produciéndose por las quejas de los profesionales sanitarios.

Consideran en el Ejecutivo que un error humano no comporta el mismo daño reputacional para el país y la marca España que si el contagio se hubiese debido a un error grave de la Administración sanitaria. El otro elemento de descarga de preocupación es que, como la enfermera ha negado todo este tiempo ningún incidente con el misionero, los especialistas estaban empezando a evaluar, con horror, si el ébola podría haber pasado a una fase de contagio por vía aérea, lo que hubiese implicado no contagios aislados, sino un brote de ébola en la capital.

Esa sensación de descanso sobrevoló sobre toda la intervención del consejero de Sanidad madrileño, Javier Rodríguez, que compareció ayer en el parlamento regional por primera vez desde que el lunes se decretó la alarma sanitaria. "Nos pudo haber estado mintiendo", afirmó el responsable de la sanidad madrileña al inicio de su intervención aunque, cuando vio sus declaraciones circulando por la red, edulcoró la versión y matizó que no la considera culpable y que todo fue "un accidente". Pero volvió a insistir en que hubo ocultación de información clave por parte de la contagiada.

INFORMACIÓN VALIOSA

Rodríguez dijo que la enferma había ocultado información muy valiosa y construyó toda su argumentación en base al presunto oscurantismo con el que habría actuado Teresa Romero. Según el consejero, la sanitaria tuvo fiebre desde el día 29 y lo puso en conocimiento del Hospital Carlos III, que sabía que había estado en el operativo del ébola, pero esa temperatura no llegaba a los 38,6 grados preceptivos como indicador de la enfermedad y ella negó en todo momento haber tenido ningún incidente que pusiera en riesgo su salud. Rodríguez aseguró ayer que Teresa descartó siempre haber tenido contacto con ningún fluido del misionero fallecido y acudió al ambulatorio de atención primaria sin alertar, el 2 de octubre. Una vez allí fue atendida por su médica de cabecera, que le realizó una exploración de garganta y le recetó paracetamol. Esta doctora ingresará en las próximas horas en el Hospital Carlos III.

Cuando el domingo la enfermera empeoró, desde el Carlos III le indicaron que debía acudir a su hospital de referencia, que es el de Alcorcón, porque volvió a negar ningún accidente en el caso del misionero. La enfermera llamó a una ambulancia que la trasladó a las instalaciones hospitalarias sin ninguna prevención ni aislamiento para los profesionales que la atendieron. Allí permaneció en un box de urgencias hasta que el lunes a las seis de la tarde se confirmó su diagnóstico y, a medianoche, fue trasladada al Hospital Carlos III, su lugar de trabajo y, ahora, de ingreso. El consejero sí admitió implícitamente que se han cometido errores en la gestión de la crisis y que es posible que haya que cambiar diversos aspectos del protocolo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La Comunidad de Madrid decidió unilateralmente el lunes eliminar el criterio de los 38,6 grados para tomar en consideración un posible caso de ébola y ya ingresa y aísla a cualquier persona en contacto con el virus que tenga décimas de fiebre. Mañana, en el consejo interterritorial de Sanidad se podría tomar la misma decisión para el resto de las autonomías, porque se considera que en países desarrollados el ébola podría tener en principio síntomas menos agresivos. Rodríguez dijo también que respeta la decisión de la Fiscalía de Madrid, que ha abierto una investigación.