La parroquia San Miguel, la Caja de Ahorros, la clínica Lozano, la calle Lagasca, el Gran Hotel, Gran Vía y hasta los antiguos Galerías Preciados son escenarios de La buena reputación. Por esos lugares de esa Zaragoza pasan unos personajes inolvidables, en un retrato nítido y veraz de la vida cotidiana y el devenir de una familia que transita, además de por aquí, por Melilla, Tetuán, Málaga y Barcelona, ciudad de residencia del escritor aragonés.