El presidente de la Asociación de Familias del Yak-42, Carlos Ripollés, declaró ayer en la puerta de la Cámara Baja que Bono hizo una comparecencia "de honor" en la que "en todo momento ha estado rodeado de una formación militar de 62 ángeles en batallón --en referencia a las víctimas--, y ha podido ordenar romper filas".

Ripollés expresó el "agradecimiento" por conocer "una verdad que nos han ocultado durante trece meses" y afirmó que "para las familias empieza el futuro, mirar a la paz y poder recordar a los nuestros en la intimidad". Según el portavoz de los familiares, la intervención de Bono fue "impresionantísima" y la verdad conocida "muy dura", con algunos fragmentos que les han "llegado al alma", como los informes de militares "terriblemente cobardes". Esos mandos "que hasta hoy han estado vistiendo un uniforme militar lleno de condecoraciones" tienen que devolver sus medallas y despojarse de sus ropas castrenses para "pasar a ser ciudadanos de tercera categoría".

En esta misma situación creen los familiares que deberían situarse "los políticos", el exministro de Defensa Federico Trillo y el anterior secretario general de Política de Defensa, Francisco Javier Jiménez-Ugarte, entre otros, porque "han consentido, permitido y alentado la traición a España, a sus muertos y a las familias". Ripollés opinó que las Fuerzas Armadas "tienen la obligación de saber que están comandadas por un hombre de honor".

Ana Ochoa, una de las viudas de hecho, acogió las declaraciones de Bono con relativa esperanza. "Hasta ahora sólo ha habido palabras, si efectivamente ruedan cabezas como ha dicho y las palabras se transforman en hechos..." Ochoa destacó que algunas de las cuestiones reconocidas como errores por el ministro ya las habían denunciado los familiares hace tiempo y recordó que las pensiones prometidas a las viudas de hecho por Zapatero en campaña electoral y después comprometidas también por el ministro aún no han comenzado a cobrarlas, ni conocen en que fase están los trámites.