El ambiente era festivo en toda la ciudad. Sin embargo, las calles del centro se convirtieron ayer por la tarde y durante unas horas en un oasis, en el que el recogimiento y la devoción fueron los protagonistas. ¿El motivo? El Rosario de Cristal, al que este año se había invitado a 193 grupos llegados de todo Aragón, con sus estandartes y su devoción por bandera.

En los alrededores de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús los nervios y las carreras eran manifiestas. Algunos cofrades se ajustaban el fajín; las mujeres hacían lo propio con el mantón y algunas llegaban corriendo porque se acercaba la hora de su salida; y es que este año, el Rosario era más madrugador que nunca, para así no coincidir con los sonidos roqueros del fin de fiestas. Y eso se notó, aunque no en la expectación.

125° ANIVERSARIO

El Rosario de Cristal cumplía su 125° aniversario, aunque en su primera edición, allá por 1889, salió un 12 de octubre; un año después se trasladó (ya completo) al día siguiente y así hasta ahora. Quizá por eso, dentro eran muchos los devotos; y fuera también, de todas las edades, mayores y niños, todos unidos por el recogimiento y el fervor religioso.

Los primeros metros del recorrido, los faroles y las velas todavía no iluminaban la noche, porque el día no quería perderse uno de los actos más tradicionales de las Fiestas del Pilar. La luz, los rezos y los cantos del Ave María, por megafonía, pero también en la voz de los asistentes, resonaban por las calles ante las decenas de miles de zaragozanos que acompañaban al rosario. Poco a poco la noche caía y con ella crecía la espectacularidad del rosario.

Dentro del desfile, la mayoría vestidos con el traje aragonés --aunque otros también de calle detrás de los estandartes de los pueblos y de las cofradías-- y con el farol o la vela obligada detrás de cada uno de los pasos de los faroles que representan la Anunciación, el Nacimiento de Jesús, la Crucifixión o la Resurrección; y que sustituyen a las cuentas para seguir la oración del rosario, los padrenuestros, las avemarías, los glorias y la letanía, pero también los misterios, más grandes y monumentales que los anteriores; que son transportados en carroza; mientras que los de mano, unos 200, son más sencillos y de forma geométrica. También desfila una reproducción de la basílica del Pilar y La Hispanidad.

LA BANDA SONORA

La banda sonora del rosario es única, nada que ver con el ambiente festivo de la Ofrenda, ya que es aquí cuando las avemarías sustituyen a las jotas. Y los aplausos y alguna lágrima aparecen espontáneamente. Muchos de los participantes son asiduos al rosario; el fervor pasa de generación en generación; de ahí que se vean muchos niños --incluso con carrito-- dentro del desfile.

"Venimos a ver si nos ayuda este año la virgen", aseguraban los miembros de una agrupación religiosa; otros, iban a "dar las gracias por poder venir un año más"; cerca de ellos, dos mujeres mayores reconocían haber participado durante muchos años en el Rosario, pero desde hace un par, la edad las había retirado de la primera fila, pero aseguraban emocionadas: "Da gusto ver tanta gente joven en un acto como este. La virgen seguro que sonríe al verlos pasar".