Figueruelas decidirá hoy su futuro y el de todo el sector del automóvil en Aragón. Los más de 5.700 trabajadores de la planta aragonesa concluyen hoy, a las 9.30 horas, su participación en el referéndum más determinante de Opel España en sus 35 años de historia. Hacia las 12 del mediodia se conocerá el resultado de una votación que todos califican de «decisiva» para la economía regional. Si la plantilla respalda el preacuerdo de convenio, alcanzado el lunes in extemis por la dirección y los sindicatos UGT, CCOO y Acumagme, el motor económico de Aragón tendrá garantizado su futuro, al menos, durante los próximos diez años. Si vence el no, la factoría se vería abocada a la eliminación de una línea de producción (tiene dos) y la pérdida del Corsa -su modelo estrella, que supone más de la mitad de la producción anual- lo que conllevaría más de 2.000 despidos en la fábrica y restaría otros 3.000 empleos en las empresas auxiliares.

CANSADOS DE AJUSTES

Pero la decisión final es de los trabajadores, que, cansados de apretarse el cinturón en los últimos convenios, ven cómo el pacto laboral supone un nuevo golpe a sus bolsillos. Además, tendrán menos minutos de pausa durante la jornada laboral (ver gráfico).

En cualquier caso, el preacuerdo deja claro que no ha habido vencedores ni vencidos, ya que todos se han dejado pelos en la gatera tras una negociación que las dos partes han tildado de «durísima». Los sindicatos de la factoría de PSA en Vigo, no obstante, creen que lo conseguido en Zaragoza es todo «un logro».

También lo ha sido la celebración del referéndum, que se convirtió en un motivo de agria disputa en la negociación. Aunque las partes tenían potestad para que el acuerdo alcanzado fuese definitivo, los sindicatos prefirieron someterlo a referéndum, algo atípico en las plantas de PSA y a lo que se negaba tajantemente la dirección del grupo francés.

Desde la una de la tarde de ayer, hora en que se inició la votación, la inquietud se instaló en Figueruelas debido a lo incierto del resultado, según apuntaron ayer distintas fuentes sindicales. Al cierre de esta edición, la participación superaba el 90%, pero la cautela se imponía en los sindicatos firmantes, que no estaban nada convencidos de la victoria del sí. En juego, un plan industrial para mantener «a plena capacidad» la producción de Figueruelas (478.000 coches al año).

«¿Merece la pena que cierre una línea de producción por unos 80 euros menos de salario?», se preguntaba ayer el secretario de la sección sindical de UGT en Figueruelas, José Carlos Jimeno, que pedía el sí e instaba a la plantilla a votar «con la cabeza y no con el corazón». Su homólogo en CCOO, Chema Fernando, reconoció que la negociación «llegó al límite de lo humano» y recalcó que la decisión que hoy tomará la plantilla es «definitiva». «No habrá vuelta atrás», advirtió el responsable sindical, dejando sin argumentos a quienes piensan que aún habría margen de maniobra para revertir la situación.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el presidente de Aragón, Javier Lambán, se encargaron de recordar ayer la trascendencia de la decisión a través de mensajes a la plantilla en los que pedían que se ratificase el preacuerdo para garantizar el empleo y las inversiones.

LOS PARTIDARIOS DEL ‘NO’

Pero no todos los sindicatos veían igual la situación. La suma de «todos los recortes» (salario, pluses y pausas) y las «escasas garantías» aportadas por la dirección en el plan industrial de futuro llevaron a las secciones sindicales de CGT y OSTA a no apoyar el principio de acuerdo. El secretario de CGT en Opel España, Santiago Arcos, considera que la compañía no ha realizado «un compromiso firme» respecto a la llegada de nuevos modelos e inversiones y subraya que en el preacuerdo solo se ha incluido «una declaración de buenas intenciones».

Las dos secciones sindicales avisan, además, de que el nuevo documento «abre la puerta a la precariedad laboral» en el sector. En este sentido, lamentan que la introducción de la nueva escala salarial para los futuros contratados podrá generar «un efecto en cadena» en las firmas auxiliares, al tiempo que lamentan que la convergencia con los trabajadores antiguos estará sujeta a una evaluación anual. Critican también que la entrada de la figura del contrato a tiempo parcial «puede ser muy perjudicial».

Ambos sindicatos tampoco ven con buenos ojos «tener que trabajar los sábados por la tarde al mismo precio», el recorte salarial que «hipoteca los sueldos durante cinco años» y el descenso de pausas. «Al final vamos a trabajar diez horas más al año con menos sueldo», lamenta Juan Pardo, de OSTA.