Treinta cuerpos de las víctimas del Yak-42 estaban "calcinados" y no podían reconocerse salvo mediante ADN. Un día después de que 37 familias de los 62 militares fallecidos en el accidente se sometieran a los tests en el Instituto Toxicológico de Estambul, el vicepresidente del centro, Mustafá Okudan, recibió a EL PERIODICO DE ARAGON en su despacho.

Con semblante serio pero cordial, Okudan indicó que el equipo de expertos de su instituto que acudió al lugar del siniestro se encargó de realizar un "reconocimiento externo de los soldados" por orden judicial. Un reconocimiento que fue imposible de llevar a cabo en muchos casos. "Treinta militares se encontraban calcinados y no pudieron identificarse por sus rasgos. Nuestros forenses cumplieron con su obligación y tomaron muestras de todos los fallecidos --de sus huesos, tejidos o dientes--, así como de una serie de restos que no se podían atribuir a nadie. Teníamos que hacer nuestro trabajo por si algún día, como finalmente ha ocurrido, las familias solicitaban someterse a exámenes de ADN", afirmó el vicepresidente.

Desde su parquedad, el máximo dirigente del centro de medicina forense quiso dejar bien claro que los generales españoles --Vicente Navarro y José Antonio Beltrán-- fueron quienes quisieron repatriar todos los cuerpos, muy a su pesar. "Insistieron en llevarse los cadáveres a su país. Los expertos del centro dieron todos los pasos necesarios para llevar a cabo los test aquí mismo. Incluso, plantearon a los generales dicha alternativa. Pero ellos tomaron otra decisión. Nosotros no cometimos negligencia alguna", concluyó.

TRES EQUIPOS EN MARCHA Minutos después del encuentro, la responsable de los exámenes de los familiares, Fatma Mukaddes, comentó a este diario que, desde el pasado lunes, 14 personas se encuentran trabajando en el cotejo de las muestras tomadas a los allegados con parte de las 85 que guardan a 82 grados bajo cero. Desde el principio, han conservado tejidos de los militares y de la tripulación.

El instituto ha creado tres equipos: uno de ellos analiza la sangre de los afectados y extrae su ADN, mientras los otros dos se dedican a comparar los códigos genéticos de las víctimas con los de sus parientes. El tipo de pruebas que están realizando son test de ADN nuclear y que, en la mayoría de los casos, ofrecen una fiabilidad del 99,99%. Eso sí, algunos de los expertos señalaron que su consejo fue que se tomaran muestras de los padres o, en su defecto, de la mujer e hijos del muerto. "Con los hermanos la fiabilidad es menor", apuntaron.

Mukaddes afirmó que intentarán terminar su labor "lo más rápido posible" y, aunque no quiso dar fechas concretas, aventuró que en unos quince días los resultados podrían estar disponibles. También confirmó que ya le han llegado nueve de las muestras que cedieron algunos familiares españoles en el Instituto Anatómico Forense de Madrid.

TEMORES Aunque la jefa del equipo médico se mostró cauta en sus juicios, algunos de sus miembros explicaron que los riesgos de que se cometieran errores en las identificaciones de las víctimas son "muy altos" debido al "mal estado" en el que se encontraban los cuerpos.

Igualmente, admitieron la posibilidad de que en algunas de las bolsas en las que se repatriaron los cadáveres hubiera "restos de más de una persona". "No se hicieron los exámenes científicos apropiados, de manera que no se puede descartar nada", añadió.

Pero los forenses guardan otro profundo temor: esperan por el bien de las familias que los números que el equipo médico español dio a las víctimas coincidan con los que les adjudicaron tanto ellos como la Fiscalía turca encargada del caso.

"Tras el siniestro, las autoridades judiciales de nuestro país atribuyeron a cada fallecido un número y con esa lista trabajamos nosotros. Después, esos datos se facilitaron al general Navarro y sus hombres, que los copiaron. Como se equivocaran en el orden, esto puede ser una locura, porque las comparaciones del ADN de las familias no se estarían realizando con las que en teoría les corresponden".