La formación profesional (FP) está pasando de patito feo a cisne de la educación aragonesa. La realidad del mercado laboral y la nueva economía así lo exigen. El Ejecutivo autonómico es consciente de ello y ha hecho una apuesta decidida por este sistema que está dando buenos resultados. La comunidad se ha convertido incluso en el laboratorio y modelo en este campo de estudios a nivel nacional. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y avances, el déficit de alumnado de los ciclos formativos sigue siendo acusado y muchas empresas tienen puestos vacíos porque no encuentran candidatos, algo que entra en contradicción con las elevadas cifras de paro juvenil. Actualmente hay en Aragón 10.200 parados menores de 25 años, según la última encuesta de población activa (EPA).

En la comunidad se ofertan actualmente 131 títulos distintos de FP y en esta legislatura se ha incrementado el abanico formativo en 50 ciclos, la mitad de ellos fuera de las capitales de provincia con el objetivo de alcanzar el medio rural. Los estudios no se concentran únicamente en las ciudades: se imparten en 43 localidades diferentes, 20 de ellas de menos de 5.000 habitantes. Todo esto, unido a la supresión de la tasa de matrícula que puso el PP en el anterior mandato, ha hecho que Aragón haya batido récords de matrícula por tercer año consecutivo con 23.400 alumnos, un 15% más desde el comienzo de la legislatura, según destacan del departamento de Educación del Ejecutivo autonómico.

Las cifras de empleabilidad son también positivas y la encuesta realizada a los titulados en diciembre del 2017 revela que la inserción laboral bruta a los seis meses es del 76,34%, con valores que llegan al 84,11% en el grado superior. Este porcentaje supera el 90% en el caso de la FP dual, un modelo en auge en los últimos años que combina el desempeño de una actividad laboral en una empresa con la formación.

«Las empresas están demandando determinados perfiles profesionales pero no hay estudiantes suficientes de esas ramas», asegura Ana Dehesa, coordinadora del Plan Fija, un programa de empleo para jóvenes menores de 30 años que gestiona y desarrolla CEOE Aragón con la financiación del Inaem. Los problemas para cubrir vacantes se están dando en oficios de mantenimiento industrial, fontanería, climatización, soldadura o mecánica (matriceros, moldistas, ajustadores), así como en profesiones emergentes del sector TIC (tecnologías de información y la comunicación). «Necesitamos despertar intereses vocacionales que sean realistas con el mundo del trabajo», subraya Dehesa, un reto en el que «tenemos que participar todos: desde el sistema educativo a las empresas».

IMPULSO DEL SISTEMA DUAL

Aunque ve un amplio margen de mejora, esta experta en inserción laboral de jóvenes recalca el cambio en favor de la formación profesional que se ha producido y la «buena acogida» que tiene la FP dual entre empresas y estudiantes. «Las experiencias son muy positivas. Es una oportunidad para que los jóvenes se cualifiquen en un mundo real y adquieran una serie de competencias que en el ámbito educativo no podrían captar». En este sentido, el Plan Fija es especialista en FP dual y ayuda a los centros de formación en la búsqueda de empresas para llevar a cabo los proyectos.

El Gobierno de Aragón cuenta en este curso con un catálogo de formación profesional dual compuesto por 73 proyectos (14 en Huesca, 18 en Teruel y 41 en Zaragoza), lo que supone convenios con más de 130 empresas y una oferta de unas 420 plazas. El impuso de este sistema mixto de aprendizaje está siendo muy rápido. Nació en el curso 2013-2014 con dos proyectos, 13 alumnos y 13 empresas. En septiembre del 2015 había 13 proyectos, mientras en el curso pasado se desarrollaron más de 60, en los que participaron más de 220 alumnos.

LA VISIÓN DE SAN VALERO

«Hemos percibido un crecimiento del interés por la FP pero necesita más apoyo», sostiene Rosa Bartolomé, directora del centro San Valero, uno de los institutos punteros de la Aragón en formación profesional con más de 700 alumnos en ciclos básicos, medios y superiores, la mayoría concertados con la red publica. «El número de estudiantes ha crecido entre un 10% y un 15% en los dos últimos años», asegura. Este centro diocesano tiene incluso lista de espera en estudios como el de desarrollo de aplicaciones multiplatafoma o automoción, pero «faltan de vocaciones» en otras ramas en las que la oferta de empleo de las empresas supera el número de titulados.

Ante estos desajustes, Bartolomé abogó por hacer pedagogía con el impulso de una «labor de sensibilización y concienciación desde el ámbito empresarial, educativo y administrativo» y la adaptación de la oferta de ciclos a las necesidades de las empresas. «La FP ha dejado de ser la hermana pequeña de la educación», afirma.