El consejo de administración de Ibercaja eligió ayer por unaminidad a Amado Franco como presidente de la entidad en sustitución de Manuel Pizarro, que presentó "por iniciativa propia" su renuncia --dos años antes de concluir su mandato-- durante la asamblea general extraordinaria previa al consejo, para centrarse en su labor al frente de Endesa.

La elección de Franco, que asumió su nuevo cargo como "un gran reto que no me asusta", se enmarca en una política de marcado carácter continuísta para "fortalecer la razón de ser de la caja", basada en su compromiso con el desarrollo económico y social del territorio donde actúa. Para desempeñar esta labor Amado Franco ha elegido como director general de la entidad al que hasta ahora ha sido su mano derecha y director general adjunto, José Luis Aguirre.

Durante la asamblea de ayer también se renovó al 50% de sus miembros, también bajo el signo de la continuidad, con sólo tres incorporaciones en el consejo de adminstración (Amado Franco entre ellos) y dos en la comisión de control.

Por tanto "no habrá ruptura", ratificó Franco. Así lo evidencia el hecho de que sus últimos 17 años en la caja los ha ocupado en la dirección general para, ahora, dar el salto al frente de Ibercaja.

Pizarro en su despedida calificó a Franco como una persona "seria, eficaz, honrada y solvente", y aseguró que "es la persona adecuada". "De su mano Ibercaja dará un "salto adelante gigantesco", afirmó, aunque el propio Franco negó de forma tajante una posible fusión con Cajalón o con cualquier otra entidad.

El nuevo director general se pronunció en las mismas coordenadas. "Vamos a trabajar en la consolidación y en el mayor crecimiento en territorios tradicionales" y "apostaremos por convertir al grupo en referencia nacional y en referente de calidad al cliente", dijo Aguirre.

EL CAMBIO "TRANQUILO" Por su parte, Pizarro, que propuso a Franco como sucesor, argumentó que el relevo debía ser "cuidado y preparado, sin dejar cosas al azar" y justificó que su marcha llega en el "momento oportuno, porque la caja está bien, el ambiente es tranquilo y los órganos de gobierno la apoyan", por lo que "era difícil encontrar un momento mejor que este para llevar a cabo una transición tranquila y ordenada".

A partir de ahora, Pizarro se centrará en su tarea como presidente de Endesa, aunque apenas quiso incidir en ello, ni se refirió a los rumores de fusión con Gas Natural y Aguas de Barcelona. Pero recalcó: "Los movimientos circunstanciales nada tienen que ver con mi marcha", porque "esta decisión estaba tomada hace tiempo" y "este es el mejor servicio que puedo dar a la institución".

"ME LLEVO A QUIEN DEJO" En su despedida en la asamblea y ante los consejeros realizó un repaso por sus nueve años al frente de Ibercaja. Para ello empleó casi media hora en un discurso repleto de referencias a Aragón que concluyó con la frase: "Conmigo ireis siempre, porque en mi corazón os llevo".

Así, en su adiós destacó las relaciones "cordiales y sinceras" que ha mantenido con todos los gobiernos, indistintamente de su color político, al tiempo que agradeció los apoyos recibidos durante su mandato y a quien le dio la oportunidad de entrar en la caja, el expresidente, José Luis Martínez Candial. Sin embargo, también rememoró momentos tristes, entre los que destacó el fallecimiento del presidente del PP en Aragón, Manuel Giménez Abad.

UNA CAJA "FUERTE Y PRUDENTE" Pizarro también aludió a la trayectoria de Ibercaja, a la que calificó como "una maravillosa realidad". A su juicio en la actualidad la caja es "fuerte y prudente", lo que representa "un crédito a pagar a las generaciones futuras". En la última década la entidad ha incrementado su volumen de actividad gestionada en un 160%, pasando de 14.148 a 37.038 millones de euros, mientras que los beneficios han aumentado en un 110%.

Finalmente, Pizarro enfatizó en la apuesta de la caja para profundizar en el desarrollo de la comunidad, puesto que "no hay iniciativa importante que no haya pasado por la caja". Y volvió a afirmar: "No me iré nunca de Aragón".