Los datos estadísticos sólo se presentan. No se analizan. No se relacionan entre sí. Y no dan lugar a conclusiones. "Esa es tarea de los sociólogos". José María Campo, director del IAEST, lo dejó ayer claro. Las cifras están ahí, "cocínenlas ustedes". Un estadístico no ve tendencias, ni piensa si la calidad de vida es mejor en un sitio o en otro. Hay muchas variables implicadas. A los "mormones", por seguir el ejemplo de Campo, no les gustaría un sitio con muchas "tabernas", por lo que ese indicador sería negativo para ellos. Y positivo para la economía de la zona --lejos de los ojos del mormón-- si esos negocios funcionan. Nadie convenció a Campo para que valorara datos: "No me van a cazar", vino a decir. "Eso interesa a los que buscan titulares", añadió. Curiosamente, todos los presentes en el acto eran periodistas. Todos, sin excepción, buscaban titulares.