El pueblo de Fuentes de Ebro despidió ayer, en un ejercicio colectivo de rabia contenida y consternación, a las dos vecinas asesinadas el sábado, Esmeralda Clavería, de 22 años, y Rosa Bazán, de 45, que perdieron la vida apuñaladas por el compañero sentimental de la primera en un nuevo caso de violencia doméstica. El silencio presidió de forma casi permanente toda la jornada. Los cuerpos de las víctimas recibieron sepultura por la tarde en el cementerio de la localidad, tras un emotivo y multitudinario funeral.

También masivo resultó el pleno extraordinario convocado por la mañana por la alcaldesa, María Pilar Palacín, donde se decretaron tres días de luto oficial como medida de "total repulsa" por los hechos "más graves" que ha vivido Fuentes en su historia reciente, en palabras de Palacín. Al pleno acudió la directora del Instituto Aragonés de la Mujer, Elena Allué, que dejó patente también su indignación por lo sucedido.

SUSURROS En cada rincón de Fuentes, con un censo oficial de 4.200 personas, gran parte de las cuales acudieron al funeral, la conversación era única. Casi en un susurro, los vecinos daban forma a la sucesión de hechos y detalles que desembocó el sábado en la tragedia que costó la vida a Esmeralda y Rosa.

Toda la actividad se centró durante horas en casa de doña Ana, madre del esposo y padre de las fallecidas, Rafael Clavería Jiménez. Allí se concentraron todos los miembros de esta familia gitana, donde recibieron el pésame de cientos de vecinos en un interminable goteo de visitas.

Poco se hablaba del presunto autor de los hechos, el compañero sentimental de Esmeralda. Su nombre, David, aparecía lo justo en las conversaciones. Si acaso para explicar que se presentó el sábado en el domicilio de Rosa y Rafael como había hecho en días anteriores para visitar a Esmeralda y la hija de ambos, Ainhoa, de cuatro meses.

Esmeralda se había trasladado al piso de sus padres, en la calle Francisco Rabal, hacía unas semanas por una crisis de pareja. Según la vecina de rellano, María Angeles Remiro, el presunto agresor estuvo "casi una hora" en la casa antes de que se desataran los hechos.

Al parecer, David Morado, tras una violenta discusión, agredió primero a Esmeralda, a la que asestó varias puñaladas, una de ellas en el corazón. Después hizo lo propio con Rosa Bazán, que recibió una herida mortal en el cuello al salir en defensa de su hija, y también con Jennifer, de 12 años y hermana de Esmeralda, que sufrió el corte de un tendón en una mano por el que tuvo que ser intervenida en Zaragoza. En medio, la pequeña Ainhoa.

María Angeles Remiro, que intervino para tratar de frenar al agresor, también fue golpeada y sufre magulladuras. "No decía nada, no gritaba, tenía los ojos de loco", explicó ayer la vecina, una viuda de 71 años que por la mañana había ido a la compra con Rosa Bazán.

La llegada de la Guardia Civil, de los servicios sanitarios y la presencia de las vecinas coincidió con el regreso a casa de Rafael Clavería Jiménez, de 47 años, que volvía de su trabajo como albañil municipal. En plena confusión, David Morado se parapetó dentro del piso junto a su hija Ainhoa, pero la intervención de los agentes de la Benemérita provocó que el agresor entregara a la bebé. Eso sí, después se autolesionó en distintas partes del tórax y el abdomen, aunque sin importancia.

Los vecinos relataban ayer una y otra vez estos hechos con más o menos detalle, pero azotados por la misma consternación. Fuentes parecía ayer un pueblo fantasma. El pleno, el funeral y el entierro estuvieron presididos por un silencio que en ocasiones se hizo ensordecedor. Miles de personas y sin embargo... sólo había silencio.