La hoja de ruta de Ibercaja para dar el paso de adentrarse en el mercado bursátil también recogía el saneamiento y la limpieza del balance mediante la venta de los activos tóxicos o improductivos (dudosos y adjudicados) vinculados a créditos promotores e inmobiliarios. Durante los últimos cuatro años la entidad ha puesto en marcha distintas operaciones (Goya, Cierzo, Fleta y Servet), que contemplan la venta de carteras de activos de este tipo por valor de más de 1.800 millones de euros. Estas decisiones fueron tomadas en el marco de los planes estratégicos aprobados por el banco. Otra de las actuaciones llevada a cabo en este periodo fue la venta a Aktua de la compañía de gestión de unos 14.000 activos inmobiliarios. Dentro del saneamiento realizado por Ibercaja también destaca la venta de empresas participadas.

La entidad también protagonizó otros hitos relevantes como la emisión de 500 millones de euros en deuda subordinada (en el año 2015); la devolución anticipada, en el 2017, de los 224 millones en ayudas públicas concedidas al grupo fianciero Caja3; y la emisión de 350 millones de euros en capital AT1, lo que permtió reforzar la ratio de solvencia de la entidad aragonesa por encima del 14%.