La economía aragonesa respira aliviada. La mayoría del comité (UGT, CCOO y Acumagme) y la dirección de la planta automovilística de Opel en Figueruelas cerraron ayer, a última hora de la tarde, un preacuerdo para el nuevo convenio colectivo tras cuatro largos meses de negociación. Después de varias jornadas maratonianas de reuniones y a punto de expirar el ultimátum fijado por la compañía, ambas partes lograron un entendimiento que saca a la factoría de la zona de peligro en la que estaba por el bloqueo del diálogo. El documento consensuado garantiza el futuro a corto y medio plazo del principal motor económico de la comunidad y, entre otras cosas, blinda la producción del nueva Corsa a partir de noviembre del 2019. Eso sí, el preacuerdo deberá ser ahora ratificado por los 5.400 trabajadores de la plantilla en un referéndum que se celebrará entre hoy y mañana. Los sindicatos OSTA y CGT pedirán que sea rechazado.

Aunque parecía una misión imposible, la cultura pactista que ha caracterizado a la fábrica en sus 35 años de historia ha vuelto a ponerse en práctica con el que es desde hace medio año el nuevo propietario de Opel, la multinacional PSA. El grupo francés exigía una reducción drástica de los costes laborales de la factoría para garantizar sus inversiones y la asignación de modelos. Si finalmente la plantilla avala en la votación el llamado pacto de competitividad, el riesgo de perder la producción del Corsa -y dejar en el aire el futuro de la fábrica- se quedará en una mera amenaza de la compañía. Miles de trabajadores del sector del automóvil en Aragón viven con preocupación este desenlace. Y no solo los de Figueruelas. La industria auxiliar estima que hay en juego 5.000 de los 25.000 puestos que genera esta actividad en la comunidad.

El principio de acuerdo fue alcanzado al filo de las ocho de la tarde tras una tanda de encuentros que se prolongaron durante más de 12 horas. El XIV convenio de Opel España, a expensas de su ratificación por la plantilla, tendrá una duración de cinco años (2018-2022) y está condicionado a un plan industrial -es decir, una garantía de carga de trabajo- que utilice a plena capacidad la instalación (478.000 unidades al año).

LOS PRINCIPALES ESCOLLOS

Muchos han sido los puntos de conflicto a lo largo de la negociación, pero, en las últimas jornadas, el recorte de pluses y pausas que quería imponer PSA han sido los principales escollos entre las partes. La dirección empezó planteando una reducción de 23 minutos en los descansos de la plantilla, luego pasó a 10 y finalmente se ha conseguido reducir a 5 minutos. Por su parte, el «agresivo» recorte inicial en los complementos por festivos y nocturnidad se ha quedado en un ajuste del 5%. Uno de los mayores sacrificios es la supresión de forma progresiva del plus de calendarios especiales. Con todo, las condiciones pactadas siguen situando a Figueruelas en una situación más beneficiosa para sus trabajadores en relación al resto de plantas de PSA en España (Vigo y Madrid), cuyos convenios se sitúan más a la baja.

El preacuerdo, además, restablece el contrato de relevo para los trabajadores nacidos en 1957, algo marcado como una línea roja para los sindicatos. En cuanto salarios, el documento contempla que se congelen en el 2018 y que suban el 50% del IPC en el 2019 y 2020 y el 60% de la inflación en el 2021 y 2022.

«Ha sido una negociación durísimas, como no la hemos conocido nunca. No nos jugábamos solo condiciones de trabajo, si no tener futuro y poder seguir defendiéndolo desde los sindicatos de clase», afirmó la secretaria de la federación de industria de CCOO Aragón, Ana Sánchez. Aunque reconoció que «no es el acuerdo que queríamos», recalcó que «se ha conseguido revertir el convenio «regresivo» que PSA quería imponer siguiendo el modelo de otras de sus plantas. Sobre el referéndum, pidió a los trabajadores que «validen el esfuerzo negociador» y ensalzó la implicación de los trabajadores en el proceso de diálogo. «No hubiera sido posible si las plantilla no hubiera estado detrás empujando», concluyó.

Por su parte, el secretario de la sección sindical de UGT en Opel España, José Carlos Jimeno, valoró ayer como «razonable» el preacuerdo, cuya principal virtud, subrayó, es que «garantiza el futuro de la planta durante 6-8 años». «Además, el documento asegura la llegada del Corsa en noviembre del 2019, y eso es muy importante», insistió.