Entender a Isidoro Álvarez y su El Corte Inglés es entender la historia de España de los últimos 60 años. Entender a un empresario reconocido, premiado y conservador ante los cambios, que mantenía su carácter reservado, discreto, sin conceder entrevistas, orgulloso de poder pasear por sus tiendas sin ser reconocido. Un empresario que llega a los 18 años del pueblo ovetense de Grado a Madrid en la posguerra para trabajar en el comercio de su tío. Lidera la evolución de una tienda de la calle Preciados a una empresa de 93.000 empleados, 600 millones de visitantes al año y dos millones de distintos productos vendidos en sus diferentes tipos de tiendas. Un empresario que describía así su estilo: "Mi escuela ha sido siempre El Corte Inglés y mi maestro, Ramón Areces".

Un empresario que lideró a los grandes almacenes del país, a los que supo incorporar nuevos tipos de tiendas: los hipermercados de los 80, los supermercados en las gasolineras, las agencias de viaje, servicios tecnológicos propios y el bricolaje. Pocos saben que El Corte Inglés no solo es ese enorme edificio con cafetería y decenas de vendedoras, sino que incluye a Hipercor, Supercor, Sfera o Bricor.

Una innovación basada en la aversión al riesgo y un conservadurismo propio de la época. Isidoro Álvarez asume la presidencia en 1989 y sufre tener que malvender unos años después la aventura internacional de comprar en EEUU los grandes almacenes The Harris Company. Eso, en España, se explicaba como necesidad de ser cautos y no estirar más el brazo que la manga. El Corte Inglés solo actúa en base a oportunidades: compra Galerías Preciados en suspensión de pagos, adquiere hipermercados de los que debe desprenderse la nueva Carrefour, adquiere los centros de Marks & Spencer cuando este abandona España, y se expansiona internacionalmente con dos centros en Portugal. Cautela, manteniendo un grupo sólido, conservador, autofinanciado prácticamente en todas sus actividades.

Con la crisis del 2007 llegaron las dudas y la necesidad de cambiar. Cuando cambia el mundo y sus finanzas sufren, su respuesta es la de su escuela y su maestro: acudir a un directivo que fuera candidato político conservador y con múltiples contactos como es Manuel Pizarro, y nombrar como sucesor a un sobrino. Las mismas cartas del pasado.

El Corte Inglés fue para los españoles una experiencia de compra única. Cara, pero con miles de productos, atendidos por decenas de vendedoras embutidas en un uniforme clónico de Iberia. Hoy es difícil pensar que la generación millenium, los menores de 25 años que dominarán el consumo, se identifiquen con esta experiencia de compra. El Corte Inglés cumplirá 75 años en 2015. Hubo un tiempo en que no era primavera hasta que ellos lo anunciaban en televisión. Sin su presidente, que lideró honestamente siempre según su escuela y su maestro, deberá plantearse cómo llegar a los 100 años.