El grupo de ocho empresarios aragoneses que aspira a hacerse con el control del Real Zaragoza afirma que la negociación con Agapito Iglesias está muy encaminada y que espera que la compra del club se culmine mañana con la firma en una notaría de Madrid. En ese grupo figura Mariano Casasnovas y otros siete empresarios de Aragón y, según aseguran fuentes del mismo, el optimismo en poder cerrar el acuerdo es absoluto, salvo, afirman, giro en el último momento por parte del constructor soriano, que en todo caso no sería la primera vez. Agapito, por cierto, tiene previsto viajar fuera de España la próxima semana, por lo que el cierre de la negociación sí que debería ser inminente.

Si todo va como esperan, estos ocho empresarios mañana o el jueves intentarían presentarse en sociedad y afirman que la negociación económica con Agapito está ya pactada, que quedó cerrada el pasado sábado en una reunión en Madrid a la que asistieron cinco de los empresarios y dos abogados del máximo accionista del Zaragoza. En ella no estuvieron ni Javier Bazaco, su hombre de confianza, ni Agapito, si bien el diálogo con el soriano ha sido muy fluido en las últimas semanas.

El acuerdo, según su versión, se viene gestando desde hace un par de meses y hace unas dos semanas ya estuvo a punto de culminarse. Casasnovas, empresario de la construcción (PJ Inmobiliaria es una de sus empresas) y que también es uno de los propietarios de las Bodegas Monasterio de Veruela, y Agapito Iglesias se conocen y tienen una relación muy estrecha desde hace muchos años.

LAS CIFRAS Aunque en un primer momento la cesión de esas acciones de Agapito (el 94% del capital) era una posibilidad latente, en este grupo de empresarios, que ya ha creado una sociedad que será la que tenga el paquete accionarial, se asegura que se trata de una compra. En ella, las cifras están muy marcadas.

Cada uno de esos ocho empresarios aportaría en torno a un millón de euros y, dentro de muy poco tiempo, otros dos. Con ese dinero se haría frente a los cerca de 5 millones que necesita el Zaragoza para acabar la temporada y a los menos de dos millones de euros que pide ahora Agapito, que está dispuesto a cobrar el resto hasta completar los en torno a 9 millones en los que estaría vendiendo su paquete accionarial en 8 años. El resto de la aportación de estos empresarios es para la inversión para la próxima temporada, unos 10 millones, donde la idea es salir a competir para subir a Primera.

LUIS OLIVER De hecho, el peso del convenio de acreedores, que se activará en el 2016 si el equipo sigue en Segunda, es una losa que obliga al ascenso en dos años como máximo. Con ese convenio activo en la categoría de plata, el club es inviable. Por no hablar de una amenaza de descenso a Segunda B que también podría dar al traste con toda esta negociación de consumarse en las cinco jornadas de Liga que quedan.

Restaría la figura de Luis Oliver. Fuentes muy cercanas al empresario confirmaron ayer que, tal y como publicó este diario, él llegaría como cabeza visible del área deportiva, con el cargo de asesor en ese apartado, aunque sin tener propiedad en las acciones. Oliver habría sido el encargado de aunar a este grupo de ocho empresarios. Ahí la versión de los empresarios es radicalmente opuesta. De hecho, uno de ellos negó de forma taxativa a este diario que el empresario navarro, aunque afincado en Casetas, tuviera algo que ver en la negociación, afirmando que no está dentro del proyecto bajo ningún concepto. Hay que recordar que está en pleno proceso judicial con el Betis contra él y otras cinco personas por un delito continuado de administración desleal y otro de blanqueo de capitales.

Oliver compró a Manuel Ruiz de Lopera en el 2010 sus acciones en el Betis (el 51%) y en el 2011 intentó llegar al Zaragoza en una propuesta junto a Mario Conde. El empresario ha retomado en los últimos meses una relación muy estrecha con Agapito, aunque lo cierto es que nunca perdieron el contacto, ni cuando la anterior opción de compra fue desechada por el soriano. Oliver y Casasnovas también se conocen desde hace muchos años, ocho en concreto.

Desde el grupo empresarial se considera que la operación es delicada por el entramado accionarial de Agapito, pero se estima que se sacará adelante. Sus acciones están a nombre de la sociedad Zaragoza Sport Arena XXI, cuyos socios principales son las sociedades Agapito Iglesias García SL y Clipasodes, dos de las tres empresas que Agapito puso a disposición del juez para cubrir la fianza en el caso Plaza.

Si se consuma esta compra los días de Pitarch y sus colaboradores están contados, aunque también lo estarían si Agapito siguiera. Pitarch, como cabeza de un grupo de empresarios, anunció su deseo de comprar el club el 6 de marzo, oferta que retiró tres semanas después, y su propuesta tiene el apoyo de la Liga. Las relaciones entre Agapito y Pitarch son nulas.