La inmigración y el discurso del odio se quedan fuera del tablero político en la comunidad para las próximas elecciones autonómicas del 26 de mayo. Al menos, a eso se comprometieron las siete fuerzas que conforman el arco parlamentario aragonés; habrá que ver qué sucede con el partido de ultraderecha VOX, que en estos momentos no tienen representación y que, quizá, a partir de junio acaba siendo clave para los pactos.

Al margen de futuribles, lo cierto es que PP, PSOE, Podemos, PAR, Ciudadanos, CHA e IU suscribieron ayer el Pacto por la Convivencia en Aragón, un documento que veta explícitamente el uso partidista de la inmigración en los próximos comicios y que rechaza sin concesiones los discursos basados en el odio, el miedo, el racismo, el antagonismo y la xenofobia. Ante todo esto, resulta inevitable plantearse a qué punto se ha llegado para que resulten necesarios acuerdos como el rubricado ayer.

La puesta en escena de la firma tuvo lugar dos jornadas previas al Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, que se celebra mañana, y en una sala que acogía la exposición de láminas Lección Gitana sobre la historia de este pueblo. Actuó como maestra de ceremonias María Victoria Broto, consejera de Derechos Sociales y presidenta del organismo que ha propiciado esta iniciativa, el foro por la Inmigración. Con ella estuvieron los representantes de cada partido. Así, al acto acudieron Ana Marín por parte del PP, Darío Villagrasa, del PSOE, Erika Sanz, de Podemos, Clemente Sánchez-Garnica, del PAR, Desirée Pescador, de Ciudadanos, José Luis Soro, de CHA, y Álvaro Sanz, de IU.

Una de las láminas de la muestra 'Lección gitana'.

El documento que suscribieron contiene cuatro puntos y el primero de ellos pasa por «no hacer uso partidista de la inmigración en la campaña electoral». El segundo ata a los partidos a «elaborar propuestas en materia de inmigración y convivencia intercultural basadas en el principio de igualdad de derechos, deberes y obligaciones para todos los aragoneses, sea cual sea su origen».

El tercero alude a reafirmar el compromiso «con los derechos fundamentales de todas las personas, entre ellos a la educación, a la atención sanitaria o a vivir en familia». Por último, el cuarto reza: «Rechazar sin concesiones aquellos discursos basados en el odio, el miedo, el racismo, el antagonismo, la xenofobia y cualquier forma de discriminación».

Precisamente, Broto destacó el compromiso que conlleva el pacto de no utilizar la inmigración «como arma arrojadiza», además de señalar que Aragón ha sido, a lo largo de la historia, «un crisol» de diferentes identidades, donde residen 130.000 extranjeros.

Álvaro Sanz subrayó el compromiso por que nadie trate de canalizar «las frustraciones» a través «de los que peor están» y rechazó cualquier política que haga uso del discurso del odio. Así, y como si se tratara de un espectro que no se ve ni se nombra, pero que ahí está y todos lo saben, en algunos discursos hubo referencias veladas a fuerzas, como la presidida por Santiago Abascal, que simpatizan con las ideas que ponen la diana en la inmigración.

Uno de ellos fue Soro, quien destacó que los partidos han de ir más allá de este pacto para que resulte efectivo y no «homologar» a aquellos que utilizan el odio y el miedo. Será, según dijo, después de los comicios de mayo cuando se comprobará si las distintas formaciones que pusieron ayer su firma «de verdad están dispuestas a aislar» a las que usan la inmigración a como arma política. Erika Sanz incidió en la necesidad de desmontar noticias falsas y «los discursos del postfascismo» que atacan a las personas racializadas para obtener «rédito político».

La representante del PP destacó el consenso ligado a este pacto y que Aragón es una tierra «unida» y «de oportunidades», mientras que Pescador mostró su filiación por avanzar en este tipo de pactos y en la defensa de la igualdad. También destacó el portavoz del PAR la capacidad de alcanzar en Aragón acuerdos como el ratificado ayer «en tiempos de crispación», lo que resulta una «señal» de que es posible ponerse de acuerdo. Villagrasa incidió de nuevo en la idea al afirmar que la comunidad es una tierra de pactos y «multicultural».

real y efectivo / Aunque lo aplauden, desde SOS Racismo, una de las entidades que forman parte del foro de la Inmigración, miran con recelo algunos de los rasgos de este documento. Su presidente, José Luis Aliaga, evaluó de manera positiva el acuerdo, aunque recordó que, el 14 de marzo el PP, Ciudadanos y el PAR rechazaron rubricar otro propuesta de la plataforma Ciudadana contra el Racismo y la de Salud Universal «con puntos mucho más concretos» que el asumido ayer.

Sobre el futuro, mostró ciertas reservas: «Habrá que ver en qué medida, con los pactos postelectorales, los partidos que han firmado están dispuestos a mantenerlo», reflexionó. Un planteamiento similar al de su vicepresidente, Manuel Pinós, que querría que las fuerzas de centroderecha en la comunidad asuman realmente lo firmado.

De la misma forma, Hermine Vanessa Essiben, presidenta de la asociación Sawa O Pagnya de ayuda a niños discapacitados en Camerún, vio con buenos ojos este pacto. No obstante pidió que este no se quede «en papel mojado», que sea real y que se acompañe de medidas «visibles y comprometidas».