Con la llegada del calor, la montaña cambia de atractivo, pero sigue atrayendo a un buen número de visitantes que buscan en el Pirineo aragonés el escenario de sus caminatas. El problema es que, por norma general, se trata de un turismo menos acostumbrado al alpinismo y, por lo tanto, menos cauto. La Guardia Civil advierte de que, por encima de los 2.400 o 2.500 metros de altura, la nieve aún puede mantenerse en zonas umbrías, pero con mucha menor consistencia que en invierno, y esto puede ser problemático. Buena prueba de ello fueron los dos fallecidos despeñados por neveros del fin de semana pasado.

Según explica el brigada Miguel Domínguez, de los equipos de rescate e intervención en montaña (EREIM) del instituto armado, este invierno ha sido especialmente bueno en nieve, lo que hace que, aún a estas alturas, se mantenga en muchas zonas. "El problema es que, con el calor, el manto nivoso se separa, es menos compacto, y aflora la roca", lo que se conoce como rimallas. Un resbalón y la colisión con estas rocas fue la causa de una de las muertes del fin de semana pasado, y dejó herido grave a otro montañero.

El otro accidente mortal también dejó patente la peligrosidad de estas zonas nevadas para los montañeros poco expertos. Se trató de una caída por pisar en una oquedad, cubierta por nieve poco firme. La víctima, de nacionalidad inglesa, cayó por el hueco varios metros y falleció.

EQUIPAMIENTO Accidentes como estos pueden ser frecuentes en los próximos días, mientras arrecia el calor y la nieve no ha desaparecido del todo. La precaución básica, según advierte Domínguez, sería tratar de evitar el paso por estas zonas nevadas. Si es imprescindible, habría que llevar un equipamiento adecuado, como el que se utiliza en invierno, pero que los visitantes de verano están poco acostumbrados a llevar.

"Son zonas con inclinaciones de entre el 35% y el 40%, como en la Maladeta, donde ocurrió uno de los accidentes. Habría que llevar crampones y piolets para atravesarlas, e incluso encordarnos", explica Domínguez. Para tantear las zonas donde pudiera haber oquedades convendría también llevar un bastón "para ver si es consistente".

Lo básico, en cualquier caso, es el sentido común y la experiencia, "leer el monte", como lo llama Domínguez. "En medio de un barranco, uno ha de saber que por dentro del nevero fluye el agua, y la nieve probablemente se esté descarnando. No es como un glaciar, que siempre está más compacto", explica.

El pasado fin de semana se dio la coincidencia de que los dos fallecidos eran de una edad relativamente avanzada, cerca de los 70 años. Pero el brigada Domínguez no cree que esto sea una tendencia preocupante. "La edad es un factor, pero también hay gente joven que va a la montaña sin la forma física necesaria o la preparación técnica adecuada", expone. "Desde hace unos 15 años sí ha aumentado la edad media de los que visitan el Pirineo, como en otros ámbitos, pero tienen más calidad de vida, no creo que sea algo destacable".

PRECAUCIONES El problema general, sean mayores o jóvenes, es la inexperiencia. El instituto armado ofrece algunos consejos básicos para las próximas semanas. Por ejemplo, que "por lo menos en los próximos 15 o 20 días, quien vaya a subir por encima de los 2.400 metros llame al 061 o a los refugios de montaña para asegurarse de si en su ruta han neveros", y si los hay, que se equipen en consecuencia.

Otras precauciones son mucho más básicas, pero aún así los montañeros las olvidan. "Todos los veranos atendemos cinco o seis casos de conjuntivitis graves por quemaduras de córnea. El sol reflejado en la nieve es mucho peor que en la playa", explica Domínguez. Por ello es imprescindible llevar gafas de sol. "Si sufrimos estas quemaduras a mitad del camino apenas podremos ver, así que difícilmente podremos bajar", explica.

Otro olvido frecuente es el de la ropa y abrigo y la linterna, ya que los confiados piensan que van a completar la ruta en pocas horas, y se les puede echar la noche --y el frío-- encima. A estos consejos se unen el ir siempre acompañado, para que la otra persona pueda avisar en caso de accidente, llevar agua y alimento o el móvil cargado de batería. Si es posible, también ayuda tener un GPS para poder facilitar a los equipos de rescate una ubicación lo más precisa posible. Y con esto y sentido común, disfrutar de la montaña.