El Ministerio de Hacienda confirmó ayer que Aragón se encuentra entre las seis comunidades autónomas que incumplieron con su objetivo de déficit presupuestario en el 2013. El dato con el que se cerró el ejercicio fue del 2,06% sobre el PIB, y se achacó en gran parte a que fue la única comunidad autónoma en la que aumentó la inversión respecto al ejercicio anterior. Gran parte de la culpa fue el Plan Impulso que se sacó de la chistera a mediados de año el tándem Rudi-Biel para reactivar la economía gracias a que Hacienda relajó hasta el 1,3% el tope de déficit para ese ejercicio. Ese plan, de 150 millones, ha tenido un impacto negativo en las cuentas aragonesas, que se desvió en siete décimas del tope fijado para evitar ser controlada por el Gobierno central, como sucederá ahora. A pesar del desvío, el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, restó gravedad al desfase de Aragón, ya que para los recortes que se deberán aplicar a partir de ahora hay que tener en cuenta únicamente cuál es el déficit estructural (el que no está sometido a vaivenes temporales) y no el coyuntural, donde se incluye el Plan Impulso.

SANIDAD Y EDUCACIÓN A pesar de ello, hay algunos datos que han causado gran extrañeza en el Pignatelli, que de los 254 millones de déficit que le imputa Hacienda solo admite 81. Entre ellos, que en Educación se haya gastado 40 millones más que en el 2012 o en Sanidad haya habido un desfase de 170. A pesar de ello, la DGA se aferraba ayer a que las directrices que a final de mes remitirá la Intervención General del Estado les permita evitar recortes severos. De momento se ha descartado la subida de impuestos autonómicos y el recorte en salarios. Confían en que al final el recorte se pueda hacer de forma lineal por departamentos y no sea más de tres décimas del PIB, unos 90 millones.

El propio Beteta consideró que los ajustes serán mínimos porque gran parte del desvío se debe a apuntes contables que no se han ingresado "porque no lo permite Eurostat" pero que sí se cobrarán en el 2014. A esta recaudación incierta se le une un 0,36% del PIB procedente de determinados ingresos del impuesto de grandes superficies y de donaciones que se ingresará en el año vigente y no en el anterior, como pretendía Aragón para cuadrar sus cuentas.

Así, junto al aumento de la inversión y estos desvíos, tanto el Gobierno central como el aragonés confían en que los recortes no sean de gran impacto, algo que a primera vista parece complicado dado que los presupuestos ya están muy ajustados. No está descartado --aunque el Pignatelli aún lo descarta-- que Aragón tenga que acudir al Fondo de Liquidez Autonómica, como ya hicieron en su día parte de las comunidades incumplidoras, un club del que desde ayer Aragón forma parte.