Ricardo Lucientes lleva en la sangre la carretera. Es el responsable de flota del Grupo Sesé. Su padre ya era camionero y se dejó la vida en el oficio. Él siente un orgullo inmenso por estos profesionales -sus chicos, porque así los llama- a los que ahora reconoce la sociedad como parte de una rueda que gira más despacio. Pero aún gira. En gran medida, gracias a ellos.

El padre de Ricardo era camionero. Murió cuando él tenía 15 años. Se dejó la vida en la carretera. Literalmente. Quizás por eso él creció en el respeto a estos profesionales, que siempre han sido un eslabón esencial en la cadena, pero a los que ahora la sociedad reconoce como tal. Ricardo Lucientes es el jefe de flota de Grupo Sesé. Estos días compartió en sus redes un texto explicando esto mismo. Y pidiendo que este reconocimiento, que ahora surge, no sera efímero. «Y lo mismo para los sanitarios, para las cajeras, para los reponedores... Para tantos». Los valores están cambiando, dice. «Un conductor de un camión... Para mí, eso son héroes».

Lo dice mientras se emociona porque, desde que empezó esto, en esta empresa aragonesa han sido todos uno. Y no solo en Sesé, «ha sido toda la profesión». Grupo Carreras se ofreció hace días a realizar cualquier porte que las oenegés necesitaran. Ricardo cita algunos más. El propio Grupo Sesé se encargó del transporte del cargamento del material sanitario que donó Amancio Ortega, también de manera solidaria. Y el mismo sentimiento que se produce «hacia fuera» se vive dentro de la empresa. Esto se nota en gestos que llegan desde la Fundación Sesé (la pata social de este grupo empresarial). Allí se pusieron pronto a coser mascarillas para los conductores. «Pero es que, hasta mis hijos han cosido mascarillas».

La solidaridad está siendo la única compañía de muchos en la carretera. «Cuando estalló la alarma, me llamó uno de mis chicos porque estaba por Tarragona y no encontraba ni un solo área de servicio. Ni para comer ni para ir al baño». Movieron esta situación por redes sociales y encontraron ayuda.

Cuando salen a la carretera están solos. Hay libre circulación. Pero circulan por un munto vacío. Hay que mover materia prima y productos. Y nadie ha puesto un pero. De 800 conductores de esta flota, solo ha habido un caso de Covid. Pero por ellos, Ricardo sigue yendo a trabajar. Están en primera línea y «no puedo dejarlos solos».