Nada más llegar a Sevilla, un urbano en la puerta de la estación de Santa Justa consulta por radio dónde es el mitin del PSOE. "En Dos Hermanas, cambio", le responden. "Si el jefe dice que es en Dos Hermanas, es allí, porque es más socialista que Zapatero. Si en el mundo no quedaran más que el PSOE y el Betis, él sería feliz", concluye el guardia. Parece que en Sevilla, afiliarse al PP es como mínimo estrambótico. "Yo iba a ir al mitin --dice el taxista camino de Dos Hermanas--, ¿sabe que allí actúan Las Niñas?". "¿?". "Sí mujer, ésas que cantan que la guerra es mu´ perra, y por eso no les dejan ir a TVE". Manolo Montiel, el taxista, sigue su cháchara: "Mi niña también canta, fue a Operación Triunfitos. Hace unos gorgoritos y unos quejíos...".

El pueblo ha sido tomado por un centenar de autocares. En el velódromo, miles de socialistas se menean con el rap andaluz de Las Niñas. "Seguiremos luchando por nuestros hijos, pa´ que puedan chupar de la teta", dice el estribillo. Escuchando a estas quinceañeras es inevitable pensar que es buen día para que Zapatero anuncie una reforma educativa.

Cuando llega el candidato el rap deja paso a la melodía mística del PSOE. Suena el himno y parece que los cielos se van a abrir para iluminar a Zapatero. La realidad es más amarga. Felipe, que acaba de llegar del chalecito que tiene por aquí, se ha negado a invitar a Alfonso Guerra a hablar en la fiesta y su nombre en un asiento vacío delata otro episodio de las pasiones desatadas y violentas del socialismo español.

El expresidente se planta en el escenario. Mientras le aclaman se apoya en el atril y dobla una rodilla, en plan chulín. "José Luis, esto es muy cómodo para mí, lo ves ¿no?". De hecho, es un paseíllo. Felipe zurra la badana como nadie al PP subiendo y bajando la mano derecha o blandiendo el índice acusador. Su discurso está plagado de referencias paternales a Zapatero.

Cuando el discípulo sube al estrado, se rebela en sus gestos como una hipérbole de Felipe. La mano derecha se mueve igual, pero cae cortante desde más arriba. Y el meñique cobra más protagonismo. Hace un año, el Papa le preguntó: "¿Es usted el sustituto de Felipe González?". Bien podría haber respondido Zapatero: "Soy su mejor imitación". El candidato desborda en gesticulación al modelo, pero su verbo es otra cosa, más comedido. "¡Caña, dale más caña", pide el público.

Chistes emponzoñados

Felipe ya ha servido a sus paisanos una buena ración de chistes emponzoñados contra los "chisgarabís" del PP. Por ejemplo, a cuenta del temporal: "¡Pero si Rajoy no puede ni llegar a Logroño! (...) ¡Los camioneros recorren Europa y cuando llegan a España --y eso que aquí nieva poquito-- se quedan atrapados en las manos de Cascos!". Que la tele pública es "TVE y de las JONS". O "Aznar ha acabado con la política exterior a cambio de esa fotito con Bush pasándole la mano por el lomito", "Trillo se cree que Perejil es la batalla de Lepanto"... Nada que Zapatero no haya criticado cientos de veces, pero bien adobado para goce del militante. Y es que, como dicen en su tierra, este Felipe es más listo que los ratones coloraos .