Oriol Junqueras animó a sus militantes en el último mensaje de la campaña a «teñir de amarillo el mapa de Cataluña». Pues bien: Esquerra Republicana logró anoche una victoria histórica. Se impuso por primera vez en unas elecciones generales desde 1977, con hitos como el triunfo que al cierre de esta edición conseguía en la ciudad de Barcelona. Los republicanos ganaron con claridad en Tarragona, Gerona y Lérida, y solo un escaño les separó del PSC en la provincia de Barcelona, que volvió a manos socialistas después de que En Comú Podem barriera en el 2016.

Con cerca de un millón de votos y un 25% de apoyo, Junqueras, encarcelado desde hace más de un año, ve cómo los electores premian su estrategia pragmática, por encima del pulso al Estado que promovía Carles Puigdemont desde Waterloo. Además de doblar con sus 15 diputados el resultado de sus principales rivales por la hegemonía del independentismo -JxCat se queda con siete, uno menos de los que tenía-, la distribución mucho más homogénea del voto a ERC da la razón a su líder en cuanto a la necesidad de que sus mensajes incidieran en el área metropolitana.

El PSC, que según las encuestas se disputaba la victoria con ERC, se quedó a un punto y a 50.000 votos de los republicanos, aunque con tres escaños menos. Pero los socialistas rompen la tendencia a la baja que se inició en el 2011, y contribuyen al triunfo de Pedro Sánchez como en la buena época del partido. Además, recuperan el diputado por Lleida y vuelven a tener representación en todas las circunscripciones. Ganan más de 350.000 votos con respecto a las elecciones del 2016, y se convierten en el partido que más crece.

El tercer y el cuarto clasificado, En Comú Podem y JxCat, tienen malos resultados sobre el papel, pero respiran aliviados porque mantienen el tipo contra lo que pronosticaban las encuestas. Con casi 600.000 votos y cerca del 15% de apoyo, la lista que encabezaba Jaume Asens se deja cinco diputados -pasa de 12 a siete- y se queda a unos centenares de papeletas de obtener representación por Gerona.

En cuanto a JxCat, pierde claramente la batalla con ERC por el liderazgo del independentismo, y continuará sin tener grupo propio en el Congreso. Pero sus siete diputados les supusieron un bálsamo, porque las encuestas les auguraban un descalabro. «Nos daban dos o tres diputados, y hemos sacado siete, en unas condiciones dificilísimas», resumió Puigdemont desde Bruselas.