La Humanidad como conjunto de seres humanos lleva en la Tierra 2,5 millones de años en las diferentes especies que han existido, y que han ido desapareciendo a lo largo de los años. Por tanto, en este artículo nos vamos a ocupar de la única que ha sobrevivido y a la que pertenecemos todos nosotros, el homo sapiens sapiens, una subespecie que, según los paleontólogos lleva en el planeta 130.000 años. ¿Y por qué creen ustedes que estoy realizando este repaso a la humanidad? Pues debo confesarles que analizando la correlación de papeles que vivimos en la actualidad, entre el hombre y la mujer, he comprendido que estamos en un tour de force falto de todo sentido y mucho más de inteligencia.

Verán, en todos los miles de años de esta subespecie a la que pertenecemos las personas, el hombre ha sido el preponderante frente a la mujer y, quizás en los inicios, cuando la supervivencia de los grupos era una lucha contra y por la naturaleza, podía entenderse que el elemento fuerza era el instrumento necesario para esa salvaguardia. Pero esta relación que se aposenta entre los papeles a realizar entre el hombre y la mujer, no cambia cuando llega la agricultura, la artesanía e incluso el comercio. Ese equilibrio no varía. Y tanto es así, que incluso la religión, en su papel organizador del mundo, llega a afirmar que la mujer es un elemento falto de inteligencia y que, al margen de la protección del hombre, no tiene nada que hacer.

Pues como decía, han sido muchos años, miles, manteniendo el hombre ese papel que en la actualidad se vino denominando como el cabeza de familia y que no significa otra cosa que su superioridad frente a la mujer. No hace tantos años que esta dependía de dicho cabeza para poder llevar a cabo cualquier ejercicio que no fuese el de mantener la cueva en condiciones para el disfrute del macho, permiso para viajar, manejar la economía, comprar y vender, estudiar y tantas otras cosas.

Y ahora, después de tantos miles de años de predominio injustificado e injusto, cuando la mujer empieza a ser actor de sus propias acciones, los hombres lo ponemos en duda y lo entendemos como que se inmiscuye en algo que solo nos pertenece a nosotros.

¿Tan difícil es de entender que no somos dos especies diferentes, que somos la misma? Pues para los hombres hoy va a ser necesario que entendamos y defendamos el hecho de que el uno y la otra somos personas y que, por tanto, el término igualdad entre el hombre y la mujer es la razón por la que podemos tener un futuro mejor. No se puede comprender un modelo de convivencia en la familia, en el trabajo y de cualquier otra forma que no sea en esa consideración de igualdad total, y es a nosotros los hombres a quienes nos implica más la responsabilidad de hacer realidad esa forma natural de igualdad entre hombre y mujer Pues si no lo defendemos ni conseguimos habremos fracasado como personas y esto es el culmen de la tristeza en el uso de la inteligencia que tenemos los seres humanos.

Es necesario que los hombres entremos de lleno en el modelo que se configura como el de los ciudadanos, sin más matices, solo entendiendo que compartimos derechos, libertades y responsabilidades, que no existe más diferencia entre hombres y mujeres que la biológica y que juntos hacemos realidades y separados trincheras.

Han sido ya muchos miles de años de injusticia. Tengamos la decencia de ser nosotros hoy quienes arreglemos ese desastre y veamos la igualdad como el mejor atributo de las personas.