Cicatrices, cortes, marcas, sangre. Las fotos de brazos y piernas marcados con cuchillos u otros instrumentos cortantes se difunden y se encuentran por redes sociales. Con filtros y sin ellos, jóvenes de todos los países comparten sus autolesiones sin pudor y con un cierto halo de reivindicación de su desgracia. Las redes preferidas de los adolescentes, Instagram y Tumblr (Snapchat es demasiado efímera), se llevan la mayoría de los contenidos que cuelgan las víctimas de este de-sorden que lleva a infligirse dolor físico, e intentan su propia política de contrainformación para tratar de frenarlos. Pero hay más: foros, webs e incluso wikis en las que adolescentes comparten desde cómo esconder las cicatrices de las autolesiones a justificar los motivos para hacerlo. «Es un trastorno que no ha surgido con las redes sociales, aunque estas lo han amplificado y le han dado cierto glamur. Pero ya tuvimos que frenar estos contenidos en foros desde que comenzó a expandirse internet. No es algo temporal», explica Juan Faura, coordinador de la oenegé Autolesion.com.

La entidad, que trabaja a través de internet desde varios países, dispone incluso de una guía que ha remitido a varios foros para ayudar a prevenir la difusión de estos contenidos y en la que alerta del «factor contagio».

AUMENTO ESPECTACULAR

El papel de internet sale en las propias denuncias. «Cuando nos llaman los chavales aluden a la influencia de las nuevas tecnologías en el acceso a información y datos a los que pueden llegar sin ningún criterio prohibitivo, con imágenes muy nocivas», señala Diana Díaz, directora del teléfono de atención de la oenegé Fundación Anar, que atiende a niños y adolescentes en situación de riesgo y que ha alertado sobre el aumento espectacular de casos desde el 2015. «Usan webs y foros para darse pistas, contar sus experiencias y justificar sus razones», añade. Los cortes en los brazos suelen ir ligados en las redes a contenidos de anorexia, suicidio y depresión.

En Aragón, el Departamento de Sanidad lleva años luchando contra las páginas que hacen proselitismo de anorexia y bulimia, incluso a través de convenios con proveedoras de servicios de internet para bloquear todas las páginas que sean potencialmente peligrosas. En la comunidad autónoma, en nueve de cada diez casos el paciente es adolescente y mujer, aunque cada vez se detectan pacientes más jóvenes, de entre 8 y 10 años. Incluso hay niños de 4 años que ya manifiestan el problemas.

Algoritmos y usuarios mantienen una dura dialéctica, a ver quién engaña a quién. Los usuarios cambian las etiquetas para eludir los filtros, con alteraciones en las letras. Por ejemplo, «selfharm» (autolesión), que es la etiqueta que entiende el algoritmo de Tumblr cuela como «self harm». Y así con varios conceptos relacionados. «En Tumblr es donde más se les escapan las etiquetas, pero en general están más controladas en castellano que en inglés», señala Faura, de Autolesion.com.

Las empresas de redes sociales cambian los algoritmos para que determinadas palabras no sobresalgan, pero de modo que puedan mantener aquellos contenidos que incitan a abandonar la práctica. Facebook

e Instagram muestran mensajes que remiten a oenegés y servicios de ayuda, como Samaritans, mientras que Twitter apela a Pantallas Amigas y se pone en contacto con el titular de la cuenta denunciada «por si necesita ayuda» para remitirle a un psicólogo, explica un portavoz. Tumblr, de Yahoo, remite a Autolesión.com.

BLOQUEO, NO DENUNCIA

Sin embargo, si el usuario acepta los riesgos de los que alerta una casilla y sigue adelante con el contenido, puede acceder a todo un universo de cuentas bien explícitas que se enlazan entre ellas. Como saben que es contenido no permitido por las propias redes, solicitan ser «bloqueadas, no denunciadas» y exigen que se etiquete la procedencia de las fotografías.

Son las más visibles, que dejan la sospecha de si se trata de una estrategia para ganar seguidores y venderlas luego con otra temática. Las más auténticas, sin embargo, son privadas y seleccionan a quienes les siguen como filtro para evitar denuncias y el bloqueo. O que los padres se enteren.