En la primera reunión en Aragón con el presidente de Renfe, Isaías Táboas, nombrado en el cargo el pasado mes de junio, resultaba obligatorio arrancarle algún compromiso más del estrictamente relacionado con el convenio por los regionales. Y algo más cedió, ya que el consejero de Vertebración del Territorio de la DGA, José Luis Soro, consiguió arrancarle un acuerdo para garantizar una fórmula que permita aplicar «en dos meses» la ansiada integración tarifaria del Cercanías de Zaragoza con el autobús y el tranvía. Así, que este servicio ferroviario cueste lo mismo que el transporte público urbano e interurbano de la capital podría ser una realidad entre marzo y abril.

Conseguirlo dependerá ahora de una comisión de valoración compuesta por Renfe y el Gobierno aragonés, a través del Consorcio de Transportes del Área metropolitana de Zaragoza (CTAZ) que será la encargada de definir cómo aplicar esta mejora en el precio. Actualmente, el Cercanías sale por 1,80 euros en un billete sencillo que en el bus y el tranvía cuesta 1,35. Y en el bono de transporte de la capital, cada trayecto se cobra a 75 céntimos mientras la operadora ferroviaria ofrece bonos de diez viajes a 90 céntimos cada uno.

La diferencia es sustancial también en la recaudación, pero si baja el precio, la demanda de la línea Casetas-Miraflores podría llegar a duplicarse y compensar esa reducción de ingresos. Aumentando el número de usuarios, que ahora es de 300.000 y llegar a más de 600.000. Soro explicó que se trata de «hacer que sea interesante para la ciudadanía», adaptar los precios y «que no haya un perjuicio económico para Renfe y que una posible disminución de ingresos haya mecanismos para poder compensarlos».

Por su parte, Táboas también respondió a las dudas que el PP ha generado sobre el AVE de bajo coste que se bautizó como EVA. Parará en Zaragoza, como siempre se dijo, porque se trata de «buscar clientes debajo de las piedras» y hay que captarlos en Delicias, donde «se mueven y mucho entre Madrid y Barcelona». «No tendría ningún sentido comercial no buscar clientes donde los hay», recalcó.

Con Calatayud no fue tan contundente. «Siempre va a depender de que seamos capaces de encontrar mercado al precio que somos capaces de poner ese producto para que sea competitivo», explicó el presidente de Renfe, que criticó al exministro de Fomento, Íñigo de la Serna: «Me hubiese gustado que hubiese puesto en marcha la compra de trenes que tenemos que hacer hoy en vez de prometer cosas».