El Gobierno y la oposición de Italia rechazaron ayer el ultimátum de los secuestradores de tres italianos en Irak, que amenazaron con matar a los rehenes si en cinco días no tiene lugar en Roma una gran manifestación contra la guerra en Irak. Frente a la firmeza de las autoridades, los familiares de los rehenes y los ayuntamientos de sus localidades de origen convocaron movilizaciones para pedir su liberación.

La iniciativa la tomó el alcalde de Sanmichele di Bari (sur), Nicola Madaro, de donde es natural uno de los secuestrados, Umberto Cupertino, con el anuncio de una manifestación para mañana, en el municipio, y otra el jueves en Roma. Desde Prato (centro-norte), una hermana del rehén Maurizio Agliana avanzó que con toda probabilidad esa manifestación de Roma finalizará en el Vaticano. "Estamos a la espera de que nos digan dónde y cuándo para acudir a Roma", dijo Angelo Stefio, padre del rehén Salvatore Stefio.

Tanto los alcaldes como los familiares de los rehenes circunscriben las movilizaciones a un terreno humanitario y pacifista. Los partidos políticos, del Gobierno y de la oposición, expresaron su solidaridad con las familias y con el sentido de sus actuaciones, pero insistieron en rechazar cualquier iniciativa que pueda ser entendida como aceptar un "chantaje de los terroristas".