Gaspar Llamazares (IU) y Joan Herrera (ICV) esperaron casi hasta medianoche para que José Luis Rodríguez Zapatero ratificara su promesa de "traer a casa" a las tropas destacadas en Irak si el 30 de junio la ONU no controla el país, posibilidad que, confesó, ve "cada vez más difícil". De esas palabras dependían, al menos formalmente, los cinco votos de Izquierda Verde en favor de la investidura del líder socialista, que al fin le garantizó Llamazares.

En su discurso matinal, y en sus primeras intervenciones vespertinas, Zapatero había eludido precisar la fecha de regreso de las tropas, gesto que esperaba Llamazares para confirmarle su apoyo. "El voto de Izquierda Verde (IV) aún no está decidido", dijo al mediodía tras escuchar el discurso de Zapatero, que valoró así: "Sonó a música de cambio, pero hay que aclarar la letra de la canción". Hacía gala así de su promesa de ser un aliado "exigente" del futuro Gobierno, al que también reclamó que paralice el trasvase del Ebro y que revise el Plan Hidrológico Nacional.

DERECHOS Reclamos al margen, Llamazares destacó el aval de 13 millones de votos con que cuenta la izquierda, y pidió que sirvan para "deconstruir la aznaridad", "regenerar la democracia" y "reformar parcialmente la Constitución".

También pidió a Zapatero que aclare "qué hara con la adopción por parte de parejas homosexuales, el aborto y la reforma de la ley de extranjería".