Se cumplió el guión en Zaragoza. El ayuntamiento dio ayer un paso decisivo para tener presupuesto este año en tiempo récord y pese a las rencillas de una izquierda municipal a la que el discurso de la responsabilidad y de la alianza se le resiente a golpe de diferencias irreconciliables. Ayer el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC), el PSOE y CHA se dieron una tregua de más de dos horas para dar la aprobación inicial a unas cuentas que este ejercicio incluyen 753 millones para la capital aragonesa, en la Comisión Extraordinaria de Economía, antesala del pleno y preludio de un final feliz. Y ya van tres seguidos.

Ninguno de los proyectos estratégicos que planteaba el proyecto inicial aprobado en solitario por ZeC se vio finalmente resentido en los más de 20 millones de euros que la oposición logra mover a través de las enmiendas. Más de la mitad, 11,1 de un PSOE que también mantuvo a salvo su principal escollo con el Gobierno, la subvención de 800.000 euros para el Real Zaragoza. Esta fue rescatada con los 14 votos de la derecha: la ya anunciada ayuda del PP y la de Ciudadanos (C’s), que se sumó después de que los conservadores matizaran de dónde detraer el dinero.

Los 400.000 euros que se planteaba quitarle a Turismo, ahora saldrán de la carga financiera, del pago a los bancos. Y, si ya es poco habitual que ellos lo pidan -alegó que el turismo es un eje prioritario del que conviene no recortar-, más lo es que ZeC arremetiera contra esa enmienda alegando que era «insensato» restarle fondos al pago a las entidades bancarias, y un «peligro» dejar sus partidas con 400.000 euros menos. Porque en el 2015 les acusaba de usureros por la deuda.

ZeC y PSOE intentaron mantener la compostura pero al responsable de las finanzas, Fernando Rivarés, le dio por añadir un poco de tensión y anunció in voce una inesperada transacción a esa misma enmienda. Ya se encaminaba todo a la votación pero propuso in extremis reducir a 200.000 euros la ayuda al Real Zaragoza y supeditarlo a un convenio con objetivos dedicados al fútbol base de toda la ciudad. El socialista Javier Trívez explotó por esta «incomprensible» salida del guión que ellos mismos habían fijado: no hacer más ruido con esta iniciativa socialista a cambio de poner a salvo un presupuesto de 753 millones para el 2018.

MOMENTO MÁS TENSO // Ya todos habían fijado posición. Incluso CHA con su abstención, cuyo portavoz, Carmelo Asensio, dijo no comprender ninguna de las «transacciones regalo», de 800.000 o 200.000 euros, que allí se planteaban. «Muchas gracias por su lealtad. Tomo nota para lo que sigue», concluyó Trívez, quien acusó al responsable de Deportes, Pablo Híjar, de tratar de torpedear el acuerdo presupuestario a base de llevar a Rivarés a esa vuelta de tuerca inesperada y a última hora. Son, le dijo, los diferentes «corazones» de ZeC que llevan a unos a forzar que se incumpla lo que otros pactan anteriormente. «Son las cabezas del poder en el Gobierno», apostilló el PP. Para Ciudadanos, era la consecuencia última de no haber dialogado en la confección del presupuesto y se trataba de «un tema interno de la izquierda».

Fue la única nota discordante en un clima de tensión latente entre los grupos de la izquierda, que existe y existirá, pero que se contiene cuando hay un enemigo común enfrente, el PP, que este año se estrenó con sus primeras seis enmiendas aprobadas en toda la legislatura, algo residual dentro de esos más de 20 millones de euros movidos.

Chunta también sacó ganancia de este presupuesto: 6,5 millones de euros en 49 enmiendas aprobadas. Todas menos una, que le arrebató el voto en contra del PSOE, referida a la creación de un Espacio Joven en los 5.000 metros que la DGA cederá al consistorio en los antiguos juzgados de la plaza del Pilar. Trívez remarcó que antes hay que dialogar entre todos los partidos qué hacer con ese espacio, no adjudicárselo para propuestas propias. Aún así, Asensio destacó la «coherencia» que significaba aprobar las cuentas y que «es importante que lo que mal empezaba pueda terminar bien».

La portavoz de C’s, Sara Fernández, también se dio por satisfecha al lograr aprobar 26 de sus 72 enmiendas y mover 2,91 millones de euros. De ellas, destacó la de 120.000 euros que se dedicará al mantenimiento del azud. Y eso que su voto final fue el de rechazar el presupuesto de la izquierda y de quedarse solo en la defensa de una enmienda a la totalidad que no apoyó ni el PP.

Así que María Navarro, del PP, ejerció de azote con lo que allí se estaba viendo. A su juicio, la izquierda «siempre se acaba poniendo de acuerdo para pactar porque sus intereses están por encima de los de los zaragozanos». Salía ganando, relató, un «Gobierno de ZeC poco viable, incapaz e impredecible, cortoplacista y sin planificación de ciudad», solo porque para el PSOE «es más importante el presupuesto de Aragón» y porque CHA busca «aguantar esa foto para poder vender luego algún proyecto».

«No pueden ser tan beligerantes», les dijo a ambos, porque «al final les tiene cogidos y su apoyo les sale muy barato». Su único punto débil era insalvable: el 2018 ya ha comenzado y los presupuestos más importantes, los del Gobierno central que dirige Rajoy, ni está ni se le espera.