--¿Cómo define la actual situación económica de la universidad?

--Como dijo el rector, la Universidad de Zaragoza está en una situación económica límite, de asfixia económica, como conjunción de dos factores. Por una parte, la deficiente financiación por parte del Gobierno de Aragón y, por otra, el retraso en percibir ciertas cuantías que se adeudan. No la financiación básica, que se paga puntualmente todos los meses, pero sí otro tipo de pagos, como complementos retributivos, gastos relativos a grupos de investigación, de Universa, etc...

--¿Qué es lo más preocupante y la necesidad más urgente?

--Lo más preocupante es la situación general, la falta de perspectiva en términos de financiación para poder planificar adecuadamente a medio y largo plazo. Las carencias presupuestarias tienen efectos inmediatos que inciden tanto en la docencia como en la investigación. Tras todos estos años de presupuestos restrictivos se perciben carencias importantes en servicios vitales, como las bibliotecas, los medios tecnológicos, el mantenimiento general de nuestras instalaciones- El campus tiene edificios que suman más de 450.000 metros cuadrados. ¿Es razonable que para poder atender a los mismos no se consigne ninguna cuantía por parte del Gobierno en sus presupuestos?

--Pero hay unas actuaciones más urgentes que otras. El techo de la Facultad de Filosofía y Letras volvió a desplomarse el pasado fin de semana...

--Dado el deterioro general de nuestra situación es difícil señalar cuál es la necesidad más urgente. Urgen varias actuaciones, tanto en mantenimiento de edificios como en el acometimiento de una obra que el propio Gobierno ha considerado, al menos en teoría, prioritaria: la rehabilitación de la Facultad de Filosofía y Letras. Pero también es urgente incidir en la política de contratación del profesorado, eliminando la nefasta tasa de reposición, que está claramente fomentando la precariedad laboral, impidiendo el rejuvenecimiento de nuestras universidades y la consolidación de nuestros jóvenes investigadores.

--¿Cómo influye la situación actual y la congelación de la partida de la DGA en la presentación de presupuestos de la universidad?--Todavía confiamos en que en la tramitación parlamentaria de los presupuestos de la comunidad la asignación a la universidad mejore. En cualquier caso, y con el sentido de la responsabilidad que siempre nos ha caracterizado, una vez concretada la cifra final disponible, elaboraremos el presupuesto de la Universidad de Zaragoza para el 2015, en el que lógicamente ya venimos trabajando. Si no hay modificaciones nos espera un nuevo presupuesto restrictivo y un ejercicio económico muy difícil, de asfixia, de situación límite.

--¿A qué medidas se puede ver abocada la institución en caso de que esa partida no se incremente y siga sin figurar cantidad alguna para infraestructuras?

--Podemos vernos obligados a cerrar alguna instalación. Esta sería la consecuencia más drástica. En otro orden de magnitud, las condiciones materiales en que nuestros alumnos reciben la docencia en nuestra universidad son, para no ser alarmistas, manifiestamente mejorables.

--¿Cuál es el nivel de ingresos de la universidad en comparación con el resto?

--Existe un indicador que sirve para medir esta posición. Se conoce como grado de dependencia y lo que mide es el porcentaje de los ingresos totales de las universidades que son aportados por su correspondiente Gobierno autónomo. Pues bien, la Universidad de Zaragoza estaba ya en el 2011 en el penúltimo lugar en este ránking y sigue estándolo, con los últimos datos disponibles. Pero, además, si en el 2012, primer año de aplicación del acuerdo de financiación en vigor, se hubiera cumplido el mismo, hubiéramos seguido estando en penúltima posición. Esto nos indica dos cuestiones. En primer lugar, que cuando decimos que estamos mal financiados lo decimos con una clara sustentación empírica. Y, en segundo lugar, que el acuerdo de financiación no era, como he escuchado, un acuerdo "electoralista e imposible de aplicar". Era un acuerdo entre dos administraciones, la autonómica y la universidad, planteado en el convencimiento de que existía una deficiente financiación, que debía mejorarse paulatinamente, pero siendo muy conscientes de la situación de crisis económica que se padecía. Es por ello que recogía una disposición transitoria en la que se acotaba la cuantía a percibir. Parecía, por otra parte, razonable que en el contexto de búsqueda de cambio en el modelo de crecimiento, en concreto, basado en el "conocimiento", debía invertirse en educación, investigación e innovación. Y, en Aragón, la institución clave para ello es su universidad pública. Yo creo que este es el camino adecuado para salir de la crisis y que la cuantía que percibe la universidad es una inversión y no un mero gasto. Pero está visto que no todos pensamos igual.

--Hacienda ha dado el visto bueno a una nueva petición de crédito. ¿Cuál es el riesgo de seguir aumentando la deuda?

--No hemos acudido a endeudamiento a largo plazo desde el 2011; sin embargo, es inevitable acudir a créditos a corto plazo. Dada nuestra financiación sería imposible, de no hacerlo, atender a nuestras obligaciones más primarias, empezando por los propios sueldos de los profesores y el personal de administración y servicios de la universidad. El problema es que la Cámara de Cuentas nos ha indicado que cuando estas pólizas de crédito a corto no pueden devolverse a 31 de diciembre, pasa a constituirse endeudamiento a largo. Y esto hoy en día parece imposible evitarlo, dado que no solo tenemos poca financiación, sino que sufrimos plazos de demora importantes en cobro, de la Administración autonómica y nacional. El aumento de la deuda es consecuencia del deterioro económico del campus. Este incremento produce un proceso de retroalimentación muy peligroso, por el aumento de costes financieros que supone.