El día 25 hay que votar. Y lo más lógico es hacerlo por los partidos integrados en un grupo parlamentario europeo con influencia en Bruselas (PP, PSOE o incluso IU y CiU). Pero ello no debe impedir un análisis crítico de las simplificaciones, fallos e incluso falsedades que despliegan en sus campañas. Hoy le toca al PP.

Cuando en su primer mitin Mariano Rajoy dijo que "los que han hundido la casa ahora no pueden dar consejos de cómo levantarla" estaba sintetizando el mensaje del PP: los socialistas dejaron la economía por los suelos y ahora, gracias al PP, España sale de la crisis y empieza a crear empleo. Dos pruebas: España se financia en los mercados sin problemas y el PIB vuelve a crecer.

Es cierto que el tipo de interés del bono español a 10 años ha bajado del 6,9% (en agosto del 2012, cuando Rajoy ya llevaba siete meses gobernando) al 3,13% de media en abril pasado. Una mejora fundamental. La política española ha tenido algo que ver, pero la razón principal es el acierto del BCE de Mario Draghi, ya que el tipo italiano, que también estaba por encima del 6%, ha bajado igualmente (pese a la inestabilidad política del país) al 3,16%.

El tipo del bono de Irlanda, país rescatado, superó el 9% en el 2011 y cayó en abril al 2,89%, por debajo del español. Y el viernes pasado se colocó en 2,65%, por debajo del de Gran Bretaña, algo totalmente impensable hace muy poco. Confiados en que el euro no va a explotar, los mercados vuelven a invertir en los bonos de los países del sur, que rinden un poco más que los alemanes o franceses. Incluso Portugal va a salir del rescate y su bono a 10 años cayó al 3,8% en abril.

La segunda prueba es que el PIB vuelve a crecer tras años de recesión. Hecho indudable que se debe tanto al cambio de ciclo como a la continuación de la política de ajuste presupuestario (relativo) y devaluación interna iniciada --a instancias de Bruselas-- por José Luis Rodríguez Zapatero en mayo del 2010 y tan vapuleada entonces por el PP. Cierto que Rajoy ha ido más lejos con una reforma laboral impopular, pero imprescindible, que ha favorecido la rebaja salarial como alternativa al despido. Pero el paro baja por la caída de la población activa, la que quiere trabajar, lo que es malo para el futuro. El empleo se sigue destruyendo a tasas ya bajas, según la EPA, y está empezando a remontar, según las afiliaciones a la Seguridad Social. Pero la salida de la crisis se pronostica muy lenta y con poca creación de empleo.

Y la recuperación de la demanda interna tampoco puede ser fuerte cuando el 40% de la población ocupada (23% de empleo temporal y 17% a tiempo parcial) tiene poca seguridad en su futuro.

La debilidad de la demanda no obedece tanto a la rebaja salarial como a la calidad del empleo que se crea. Y eso no es culpa de la reforma laboral (como dicen los sindicatos), sino de la estructura industrial y empresarial. Con la construcción estancada por mucho tiempo, el empleo se crea más en los servicios, muy influidos por el turismo, que en la industria. Y la tarifa plana de la Seguridad Social de 100 euros para los nuevos empleos fijos es positiva, aunque su impacto es limitado.

El índice PMI (encuesta empresarial europea muy valorada) da a España en abril 56,3 puntos (por encima de 50 indica expansión), la nota más alta en 85 meses. Pero la política de Rajoy está dando resultados porque, igual que Zapatero, ha seguido a Bruselas sin graves errores (aunque con incoherencias), porque Draghi (y Merkel) han salvado el euro y por el cambio de ciclo europeo. Sobran toneladas de triunfalismo. Aunque quizás eso en campaña electoral sea inevitable.