La sentencia del procés conocida ayer atribuye a Jordi Sánchez, expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), y Jordi Cuixart, presidente de Omnium, la paternidad de la concentración que se produjo el 20 de septiembre del 2017 ante la Consejería de Economía de Barcelona. Así, en el relato de los hechos, el Tribunal Supremo recoge como probado que ambos, «con indiscutida capacidad de liderazgo y contacto con los políticos nacionalistas», «convocaron a la población ante la sede de Economía».

Más adelante, en los apartes en los que se refiere a cada uno de los condenados, y acerca de Sánchez, los magistrados subrayan que dicha convocatoria canalizó «lo que se había iniciado como una concentración espontánea».

Queda probado para el alto tribunal que en ese llamamiento se emplazó a la ciudadanía a defender las instituciones catalanas y se pidió a los catalanes que se movilizaran. «Bajo la sola protección del reducido número de Mossos d’Esquadra que diariamente se encarga de la vigilancia del edificio, quienes no recibieron refuerzo alguno durante el día, los acontecimientos se desarrollaron con la presencia de 40.000 manifestantes, que se agolpaban en un ambiente con gritos reivindicativos, contrarios a la presencia de la comisión judicial, y actos lúdicos», describen los jueces en el veredicto.

DESPARPAJO DE SÁNCHEZ / En cuanto a los coches de la Guardia Civil destrozados, la sentencia se limita a consignarlos, sin mencionar nada más al respecto.

De Sánchez se afirma que su actitud en el desarrollo de los acontecimientos, «coherente con su estrategia sediciosa», no era otra que la de «dificultar y bloquear la actuación judicial». Su liderazgo quedó acreditado por «el desenvolvimiento -y hasta el desparpajo- con el que se dirigió a los mandos policiales que pretendieron asumir su función».

De Jordi Cuixart se afirma que «sitúa su interpretación de los derechos fundamentales por encima de la efectuada por el Tribunal Constitucional». Ceder a su criterio, para los magistrados, «llevaría al caos. Supondría el suicidio del Estado de derecho. Su autodestrucción». Así, más allá del 20-S, el del 1 de octubre «fue un levantamiento tumultuario alentado por el acusado» entre otros.

CUiXART NO DISIMULA / «Podemos dibujar la responsabilidad de Cuixart, que no rehúye, ni disimula, ni esconde, llegando a verbalizar su decidida voluntad de seguir ajustando su conducta a esas pautas», dice el fallo, que recuerda el «Ho tornarem a fer (Lo volveremos a hacer)» del presidente de Òmnium.

podrían solicitar y acceder a un permiso penitenciario días después de Reyes, según fuentes jurídicas.

«Podemos dibujar la responsabilidad de Cuixart, que él no rehúye, ni disimula, ni esconde, llegando a verbalizar su voluntad de seguir: ‘Ho tornarem a fer’»