El Rey Felipe comprobó ayer que la plantilla de Opel España destila optimismo. Quizá porque parecen quedar atrás los años difíciles, quizá por la cercanía y la afabilidad que exhibió ayer el monarca, la celebración de ayer en Figueruelas fue una de las más entrañables que se recuerdan. Desde su llegada a mediodía hasta el cóctel, que congregó a más de 250 asistentes (muchos de ellos trabajadores), Felipe VI mostró tener buena sintonía con una plantilla bien provista de teléfonos móviles para inmortalizar la ocasion. "Pásame esa fotografía que hoy es el cumpleaños de mi madre y le he prometido una con el rey", apuntaba una empleada ya en el ocaso de la visita.

Circuito de tierra

Uno de los momentos más esperados fue la salida de la línea de acabado del 'primer' Mokka en Figueruelas. Felipe encendió el vehículo, probó las luces y lo llevó hacia la zona de prensa. Una vez allí, bajó sonriente, saludó a todos y firmó en el capó del coche, en el que estampó la fecha entre aplausos. Pero no contento con eso, probó un Mokka (color rojo magma, 1.4 gasolina, 140 caballos y tracción a las cuatro ruedas) como mandan los cánones. Él mismo pilotó el vehículo hacia una pista de tierra con conos y obstáculos. Junto a él viajaba el vicepresidente de Finanzas de Opel Europa, que incluso era más alto que el propio monarca. En el asiento trasero iba el director general, Antonio Cobo, y en otro coche la presidenta Rudi y Biel. No faltaron las bromas.

Antes, el Rey se había detenido en la nave de prensas, una de las joyas de la fábrica, en la que charló con los representantes del comité y algunos empleados. Y demostró estar al tanto de todo: situación de la planta, traslado del modelo desde Corea, los años complicados de Figueruelas... "Da gusto comprobar que el mayor representante del Estado conoce nuestro trabajo", apuntó uno de quienes hablaron con él.

Antes del cóctel descubrió una placa conmemorativa y, una vez más, mostró que con gestos también se comunica. Tras recibir el aplauso de la plantilla dirigió la mirada a ésta y gesticuló como queriendo decir: "Este logro es vuestro". Luego hubo tiempo para tomar un tentempié, que aprovechó para hablar con "casi todos", según un asistente al cóctel. Mientras, la parte de la plantilla que pudo asistir, disfrutaba en un día "muy especial", subrayó el propio director general, Antonio Cobo.

El mismo día que dejó a sus hijas en el primer día de cole en Madrid y viajó a Santander para trasladar el pésame a la familia Botín, estrenó el Mokka en Zaragoza --en la primera visita del monarca a una planta del automóvil en España-- .Y esto último, para Figueruelas, será ya imborrable.